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25/5/14

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Fútbol

"Al pueblo, pan y circo". Ya lo decían los romanos hace varios siglos. Podríamos pensar que ese pensamiento fue temporal, pero, si bien ha habido una mínima evolución, hoy en día seguimos así: "A la ciudad, sueldo y fútbol".

Sueldo y fútbol (y nuestros dirigentes lo saben bien) son los dos pilares que hoy por hoy mantienen a esta España "unida" y "feliz". O al menos lo hacían, porque nuestros incompetentes señores ricos nos han dejado sin sueldo ni ganancias, lo cual debería activar una auténtica revolución en las calles, en vez de tener este efecto contraproducente: estamos atocinados.

Y es que mientras no nos quiten la tele, seguiremos absorbidos por este circo romano que es el fútbol. Cuando no gana el Atrleti, lo hace el Madrid o el Barça, o vete tú a saber quién, sea en el Mundial, la Eurocopa, el interestatal o el Planetario.

Y entre análisis, repeticiones y entrevistas, esta semana no hay crisis.

16/5/14

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PPleno

Imagínate que tomas la palabra en el pleno de un Ayuntamiento, tal que el de Toledo, y hablas de tu hijo con cáncer. Niño olvidado por todos y cada vez más desatendido, curiosamente de forma proporcional al avance de la legislatura. Atacas con la primera frase y algo te distrae: un hombre se ha puesto de pie y recoge descaradamente sus papeles. Más tarde se le unen otros y empiezan a abandonar la sala, arropados entre ellos y por su caro traje, con paso firme y decidido. Tú, que has pasado a segundo plano, y en el púlpito del pleno, te frotas los ojos y descubres que los peperos brillan por su ausencia. Sí, el partido que gobierna ha abandonado la sala cuando les has echado en cara que cierren plantas de tratamiento.
¿Qué haces después?
Tal vez, si el resto estuviera en este vídeo, ni siquiera te molestarías en seguir.
Tal vez hables a la oposición, que intenta aprovechar la situación y quedar bien.


Solo se que no es humano mostrar esta indiferencia a un padre sufridor, que se levanta cada mañana pensando si su hijo vivirá un día más, que intenta razonar con esta panda de gallos (y aún más en campaña) para no tener que llorarle. De haber tenido un poquito de decencia, o valentía, dignidad, bondad y otros muchos rasgos de los que estos señores feudales carecen, se habrían quedado ahí sentados, escuchando la realidad, y es que con los miles de euros mensuales que se embolsan por no asistir al Pleno ese niño sanaría: estos nueve comedores reciben 42.000€ anuales destinados a su bolsillo. Si cobraran lo que un trabajador español medio, solo serían 20.000€. Tendríamos 22.000 euros para los niños con cáncer.
Pero claro, eso no quieren oírlo.

Aquí tenéis las caras del crimen:




Si en el próximo Pleno os encontráis alguna de estas caras, significará la derrota de la democracia.

14/5/14

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Pasa

Fotografía calle Jesús y María. Orientación sur.
(Un apacible día, en un aún más apacible paseo matutino... Cuando una voz me sorprende)

1. ¡Hombre, Miguel!

Yo. Eh... ¡Hola, hombre!

1. ¡Cuánto tiempo! ¿Cómo estás?

Yo. Bien, aquí sigo. Todo bien.

1. Oye, lo de mi primo... ahí sigue... ya sabes lo que pasa...

Yo. Ah, vaya, qué lástima... Lo siento. A ver que se puede hacer...

1. Bueno, ¡no seamos cenizos! ¡Hasta más ver!

Yo. ¡Adiós!

1. ¡Que te vaya bien!

(1 se aleja. Pasa un rato.)

Pero... ¿Quién demonios era ese?

11/5/14

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Vale todo

Podemos pensar que tenemos suerte, suerte de haber nacido en el Siglo XXI, y, es más, en la Unión Europea, una asociación que reza por la igualdad, la libertad y el respeto (mientras nos da sablazos económicos, ejem). Estas ideas han empezado a calar, tanto que pronto saldrán de la fase de desarrollo y en el autobús veremos ya a gente que ceda el asiento a ancianos y niños. Y no, no lo cederá a mujeres, porque sería machista. Tanto se les debe dar trabajo e importancia a las mujeres como se les debe igualar en estos aspectos: nada de tener prioridad al abandonar el barco, ni de entrar primero en el ascensor, y en el INEM también toca hacer cola. ¿Acaso no valen para arreglárselas por su propia fuerza? ¡No las infravaloremos! Digo esto porque me parece que en algún sitio nos estamos pasando. Ya no nos podemos reír de altos, bajos, gordos, flacos, nacionales, extranjeros, blancos, negros, amarillos, azules, ni hombres ni mujeres. Y es que cualquier referencia a sus cualidades es ahora un insulto.

Aprovechando esta emergente cultura del “todo está bien”, hay quien pone a prueba la sociedad: gente del “tercer género”. No se consideran varón ni mujer, y en ellos se dan mezclas de lo más extravagantes: nudosas manos de hombre, pelo falso, maquillaje a kilos, curvas femeninas y una barba digna de Jesucristo. Así estaba ayer Conchita Wurst en Eurovisión, e iba dispuesta/o a ganar, porque tenía la receta del premio. Nadie podía comentar su aspecto, ni tan siquiera sentir algo de rechazo (los cerebros no están acostumbrados a ver mujeres con barba), así que la tortilla se dio vuelta: todos debieron respetarla, admirarlo, engolarle y recalcar que era una más. Si hubiera sido uno más no habría ganado.
Hubo canciones, fuera de gustos, mucho mejores que aquella balada romántica como otras muchas. Los islandeses fueron allí a pasar un buen rato y los franceses tuvieron su ritmo. Pero ¿qué ocurre? Que no eran transgresores, y si no votas a Conchita, eres un intolerante. Un asqueroso, vaya.

Las votaciones son otra historia, además. Cuando las líneas se cierran al público deberían hacerlo también para el jurado. Si no, se produce un efecto “bola de nieve”, y el primero que empieza bien termina ganador (ya lo dice el lema: Join Us).
Ahora que ya está visto que somos todos muy respetuosos y modernos, deberíamos empezar a evaluar la canción.

¡A ver cuál es la excusa del año que viene!

10/5/14

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Con un poco de picardía...

Todos conocemos Excel, ese programa de Microsoft diseñado para hacer tablas, gráficos, y, en definitiva, ordenar datos. Pero ¿y si este no fuera su único uso?
Tatsuo Horiuchi es un jubilado japonés a quien no le gusta ver obras. Él prefiere dibujar por ordenador, pero como buen jubilado, necesita ahorrar al máximo, y al prescindir de programas profesionales para ello, ignorando también el clásico Paint, utiliza Excel.
Un año antes de jubilarse quedó impresionado por el programa y aprendió a usarlo en el momento: ahora, once años después, este hombre de 74 años hace esto:

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Probablemente sea una de las personas más prácticas del mundo.
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