días

2/1/17

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Ya nada

Todo es ruido insolente
frente a la música de tu risa.
Todos los abrazos del presente
los doy sin ganas y con prisa
desde que me anclaste en el pasado:
un pasado de delicia,
un pasado de dicha
al que vuelvo entre suspiros
cada día.

Nada me rima,
nada me inspira y es todo anodino
mientras las horas pasan por obligación
en un reloj que añora tu muñeca.
Si pudiera volver
a aquel frío día,
mi alma dolida
aún no sabría
lo que es el dolor.

Un alma deshecha,
un alma rabiosa
que aún duda si tirar
las trizas que le quedan
de lo que un día fue amor.
Se aferra a ellas
entre sollozos,
grita “¡Soy yo!”
y se desespera,
pues de nada sirve
su ronco clamor.

Parece que, a veces,
el tiempo, impasible,
juega con nosotros,
y ni el verso más triste
ni el recuerdo más hermoso
consiguen devolver
un poco de paz
a un corazón
que en su tiempo fue meloso,
lleno de alegría y felicidad,
y ahora no es más
que la sombra que vaga
recordando lo que nunca será.