Amigos, estáis ante una discusión de WhatsApp que se produjo el 12 de Enero de este año. Cientos de audios y mensajes escritos que me he tomado la libertad, junto con el permiso de mi interlocutora (gracias, Bea), de transcribir completamente. La conversación versa sobre la capacidad
del lenguaje para abarcar la vida y nuestra capacidad de utilizarlo para
comprender esta.
Ella y sus opiniones se identifican con las letras rojas. Yo, con las verdes. La letra negra no pertenece a la conversación. La conversación original ha sido alterada sin modificar el mensaje más allá de perfeccionarlo, evitando al máximo posible las incorrecciones semánticas y sintácticas del lenguaje oral. Las añadiduras entre corchetes con el color de algún interlocutor solo tratan de aclarar la posición de este, cerrar algunas de sus frases inconclusas, siempre partiendo de la opinión que dicho interlocutor sostenía durante ese momento.
Sin más preámbulos: si vas a continuar, disfruta, si es que eres capaz de llegar al final del texto más largo y complejo de la Historia de este blog, y abre tu mente a las Humanidades en estado puro.
[…]
Pensaba que eras más de letras.
Si a mí me gustan las
ciencias, pero soy un manco. No es que discrimine a las letras, tampoco, pero
no estoy nada de acuerdo con ninguna asignatura de letras que haya dado. Es
complicado y largo de explicar…
Te escucho.
[…] En lo simple está la belleza.
En lo simple faltan
todos los datos necesarios para conocer la verdad.
Pero a veces la verdad no es tan compleja como creemos. Y lo
simple no es siempre por ello tonto: hay cosas simples que son tontas, pero hay
cosas simples en las que la magia está, que son tan buenas que revelan verdades
simples que normalmente tenemos que encontrar escondidas tras un montón de
ornamentos y complejidades que no hacen otra cosa más que ornamentar y esconder
algo que, en esencia, es mucho más fácil.
Esos ornamentos son
también parte de la realidad. No existe una realidad simple, sino que la
realidad, como la definición dice, es todo. Y… más que nada por el hecho de que
son muchas cosas ya es compleja (porque bueno, sí, complejo, lo puedes
considerar tú a partir del punto que quieras; es personal. Pero yo desde luego
lo considero complejo). Y aunque el resultado al que llegues sea simple, que lo
dudo mucho… Es que la vida es como una fórmula que no se puede simplificar,
porque si la simplificas, lo que estás haciendo es comerte datos. Yo soy muy
pragmático, y cada vez más, porque me parece lo lógico. Partiendo de que lo que
es es lo que es, cada vez que simplificas una oración estás comiéndote datos, y
eso es un acto horrible para la razón y la verdad.
Ah, que no he acabado
la pedazo de subordinada que estaba haciendo. En caso de que se pudiera llegar
a una verdad simple, tendrías que haberlo observado todo, tendrías que haber
hecho una investigación enormemente compleja. Por lo tanto… No, de todas formas
no podrías llegar a una verdad simple.
Tú imagínate que la
verdad última es (y te voy a poner una burrada de ejemplo en el que no creo) “Dios
existe”. Vale, sería una verdad simple, ¿no?
¿Y qué? ¡Sigues
teniendo un montón de dudas! Tienes que definirme exactamente “Dios”, tienes
que definirme exactamente “existe”, y decirme cuál es la relación entre esas
palabras, y cómo se relaciona eso con cada uno de los elementos que hay en la
vida y en la muerte.
Nunca vas a poder
llegar a una verdad porque (yo considero que) solo hay una, y es la que define
todo. Y no hay más definición que comprender cada una de sus partes
milimétricamente, y luego sumarlo, no reducirlo ni resumirlo.
Si analizas todo junto, la verdad es infinitamente compleja,
pues este mundo está compuesto de tantas cosas, tantas ideas, tantos puntos de
vista, que la verdad es infinitamente compleja. Yo me refiero a que si analizas
cada cosa por separado, que es como algo realmente es accesible, analizándolo
uno a uno, hay determinados casos concretos en los que intentamos complicarnos
mucho la vida y dar muchos argumentos. Volvemos lo realmente simple y claro en
algo muy complejo. A ver, obviamente, la verdad total (todo junto) es más que
compleja, además de inabarcable. Pero es que así no se puede trabajar, hay que
trabajar con cada cosa en particular para llegar a conclusiones que sean
asequibles.
Y ahora es cuando yo
te explico, con un titular rápido, que nunca he tenido este tipo de
conversaciones filosóficas en Filosofía, ni metalingüísticas en Lengua, y por
eso no me gusta nada cómo están planteadas las asignaturas de las letras,
porque si bien las matemáticas (por ejemplo) son una ciencia en la que 1+1
tiene que dar 2, aunque todo es subjetivo y todo lo podríamos discutir, me
parece mucho más lógico y además tiene una aplicación práctica, en la que no te
va a servir de nada pensar que 1+1=3 (aunque puedes pensarlo, ¿eh?, ser
pragmático no significa prohibir o no contemplar la posibilidad de que los
demás piensen de otra manera). Desde el punto de vista de todo el mundo vas a
estar equivocado.
Y en cuanto a las
letras… No sé, nos atan como a borregos y creen que si nos ponemos a pensar por
nosotros mismos nos van a salir burradas, pero… ya se lo dije el otro día:
“Somos un montón de gente discutiendo en torno a algo que no existe, que ha
sido inventado, y ¿todavía me puedes decir que esto está mal? ¡El lenguaje es
creado por los hablantes! ¡Esto no es sujeto ni predicado porque esté escrito
en unas tablas! Lo es porque es una convención, y yo creo que es otra cosa, y
sé perfectamente (y no es ningún acto de egocentrismo) que puede ser esta otra
cosa, y, de hecho, la prueba está en que para mí lo es.”
Por eso no me gusta
ninguna de las asignaturas de letras. Además, porque como no da tiempo, y lo
que hay que hacer es prepararse la PAU, pues claro, no sirve de nada filosofar.
Todo el tiempo precioso que perdemos en Lengua haciendo cosas totalmente
inútiles (Sí, sí, totalmente inútiles. Parece el discurso de un niño de
Primaria que está dando Conocimiento del Medio y no le gusta, pero,
desgraciadamente, es así) como sintaxis o comentarios de textos… Ese tiempo
precioso le podríamos estar aprovechando leyendo o escribiendo, que es algo a
lo que en casa no nos da tiempo porque estamos ocupados, por ejemplo, estudiando
lo que un señor opina que es una palabra.
Y por haberme
preguntado y puesto filosófico, ahora te vas a tener que tragar este vídeo.
Pero vamos que yo creo que te va a interesar. Es de un tal Miguel Pérez García,
que opina sobre el análisis… “formológico”.
“El análisis morfológico es una
estafa.
¿Por qué? Porque no sirve para
aclarar información sino para crear debate, y en una teoría que teóricamente
(valga la redundancia) sirve para clarificar información, no se debe permitir
que las dudas sean constantes.
Por ejemplo, analizando sustantivos,
se supone que se puede delimitar si son concretos o abstractos.
¿Qué es concreto? O más bien, ¿qué
es abstracto, que sería su contrario? La definición que más se oye es “aquello
que no se puede percibir con los sentidos”. Pero ¿quién decide cuándo yo
considero que estoy dejando de percibir algo por los sentidos? ¿Dónde está el
límite? ¿Quién lo traza? Lo tendrá que trazar cada uno, porque cada uno hace el
uso que considera necesario de las palabras, y es que las palabras no
pertenecen a nadie: están al servicio del hablante, que las utiliza
como quiera. Teóricamente.
Pero en el análisis morfológico se
saltan este pequeño detalle completamente.
La palabra “amor”, por ejemplo,
probablemente sería calificada por la mayoría de lingüísticos como sustantivo
abstracto. ¿Por qué? Porque “el amor no le puedes percibir con ningún sentido”.
Ni gusto, ni olfato, etcétera. En realidad esa es también mi opinión. Pero
pongámonos en el lugar del pobre alumno que disida de esto y no pueda sino
verse abocado al obedecimiento ciego de la frase anteriormente entrecomillada.
A partir de ahora voy a hablar como si tu tuviera otra tesis, totalmente
respetable (pero no respetada), ¿por qué no?
En mi opinión, el amor no es sino
sus manifestaciones: un ramo de rosas que te regalen, que te lleven al cine,
besarte con la chica… Todo eso son sensaciones en las que tus sentidos reciben
información. El amor, insisto, no es para mí otra cosa sino eso.
Cuando analizas la palabra amor,
estás olvidando que el concepto realmente se refiere a otra cosa, que el amor por
separado y como concepto no se pude analizar.
Calificarlo de “abstracto” es la
forma que tenemos de ser unos vagos y no molestarnos en examinar cada caso
derivado del amor.
Calificarlo de “abstracto” es decir
que “es un concepto abstracto” por no decir que en realidad se refiere a muchas
cosas, y por no delimitarlas según nuestro propio gusto.
Por lo tanto, no se puede decir que
sea abstracto porque, por ejemplo, para mí el amor no es más que sus
manifestaciones, y eso sí que se percibe por los sentidos, porque si no
existieran las cosas que sentimos derivadas del amor, no
utilizaríamos la palabra amor porque no existiría, ¡porque
tampoco conoceríamos el amor, pues este no existiría!
Sin nuestros sentidos no existirían
los sustantivos “abstractos”, pues su utilidad es referirnos a aquellos
conjuntos que agrupan sensaciones varias, sensaciones derivadas de la misma
idea.
¿Significa todo esto que he dicho
que el amor es un sustantivo concreto? Por supuesto que no. ¿Estás sorprendido
por mi respuesta? Bienvenido al mundo de la aceptación de ideas. Lo que para
Pepito puede ser abstracto, puede ser concreto para mí, o viceversa. Aún así,
si queremos saber realmente si un sustantivo es abstracto o concreto pero aún
nos da miedo pensar completamente por nosotros mismos, o tal vez queremos
apoyarnos en la opinión de supuestos expertos, no hay mejor forma que ir al
diccionario, buscar la palabra, leer la palabra amor y sacar nuestras propias
conclusiones, no que te lo diga un análisis morfológico, o como a mí me gusta
llamarlo un análisis formológico, pues en él mueren las ideas y se
conservan, disecados, los cimientos de una interpretación de las palabras, y
por tanto, del mundo, que se imponen sobre el resto sin justificación posible.
Profesores de lengua: ¿no creéis que
este texto es un ejercicio mejor para vuestra asignatura que andar “analizando”
palabras?”
[http://nlohp.blogspot.com.es/2016/09/analisis-formologico_23.html]
Qué bien que alguien reflexione sobre lo que hacemos y no se una
a la masa de borregos como uno más.
Antes que nada, la verdad es que yo también opino que el
análisis morfológico es un poco tontería, más que nada porque saber que un
sustantivo es abstracto, o concreto, o colectivo, o individual, o que un verbo
está en 3ª persona del singular del modo indicativo, no te va a ayudar en nada a
comprender esa palabra. Lo que te ayuda a comprender esa palabra es leer un
libro en el que esa palabra se utilice en un contexto, y así aprendes a
utilizarla. Poner unos nombres que otra gente ha decidido para identificarlas
no te va a ayudar a ti a comprender mejor para qué se utiliza esa palabra,
cuándo utilizarla, todas sus acepciones… En fin, que sí, que, en eso, estoy de
acuerdo contigo.
Sin embargo, en lo que no estoy muy de acuerdo es (que bueno,
que es lo de menos, ¿no?, porque que el amor es abstracto o concreto solo lo
utilizaste como ejemplo para sostener tu teoría, entonces, si en la base
estamos de acuerdo, pues eso es lo principal) en que “amor” sea un sustantivo
concreto. Yo creo que es abstracto, y voy a intentar convencerte:
La cosa es que un sustantivo concreto como “oveja” o “lámpara”
es algo en lo que todos estamos de acuerdo sobre lo que es. Una lámpara, pues
es una lámpara, es que no tiene vuelta de hoja. Una oveja es una oveja, es algo
que existe, que todos estamos de acuerdo sobre ello.
Sin embargo, el amor… ¿Quién está de acuerdo en lo que es el
amor? Para cada uno el amor es algo diferente: para ti es una cosa, para mí es
otra, el amor abarca tantas cosas, puede ser entre parejas, entre madre e hijo,
¡puede haber amor entre amigos! Hay muchas dudas respecto al amor. Por eso es
abstracto.
Sin embargo, ¿quién te va a decir “No, mire, yo es que creo que
el cuadro es una oveja y que […]”? No, no, eso… Eso solo lo hacen los
gilipollas. Entonces, por eso es concreto. ¿Qué te parece?
¿Los idiotas no forman
parte de la comunidad de hablantes? El habla será lo que se hable,
directamente. Entonces, yo no voy a cerrar las puertas (porque no tengo
autoridad ni serviría de nada que yo lo dijera, porque la realidad va a ser la
que sea independientemente de lo que yo diga: no tengo el poder de moldearla) a
nadie que se cuestione si “oveja” es concreto o abstracto. Y de hecho lo digo
en el vídeo, ¿eh? Yo realmente creo que “amor” es un sustantivo abstracto (no
has debido de oír esa parte), pero he dado la argumentación como si fuera un
alumno, un pobre alumno, que cree que es concreto (que también tiene sus
argumentos y son válidos, porque, como te digo, no hay ningún tema en torno al
cual se está discutiendo. No tiene una utilidad práctica ni un resultado fijado
de ninguna manera formal).
Luego, por otra parte,
me llama la atención que relaciones el concepto de abstracto con que no sea lo
mismo para todos… Mmm, no se [Normalmente la definición que se da a “abstracto”
(sin entrar a discutir si está bien o no, simplemente digo la que se da) es “aquello
que no se puede percibir con los sentidos”, no “aquello en lo que no hay
consenso”]. ¿Dónde fijas tú la frontera de eso?, porque, si oímos “mesa”,
seguro que no has pensado en una mesa exactamente igual que la que pienso yo. Y
qué, esa es concreta, ¿no? “Es que es evidente que todos sabemos lo que es una
mesa”… Igual hay alguien que no lo sabe. Igual hay alguien que la utiliza como
una expresión. Igual hay alguien que la utiliza en un refrán, ¿sabes? O alguien
para quien no significa nada porque le han engañado toda su vida. Pueden darse
estas posibilidades, y en cuanto pueden darse, tú no puedes forzar a que una
palabra sea algo. Y, como te he dicho antes, da igual lo que digas, porque no
lo vas a conseguir forzar.
Insisto, ¿por qué
relacionas que algo sea subjetivo con que sea abstracto? Son dos cosas
diferentes.
Para empezar, hay que partir de que no todo el mundo puede tener
razón. Siempre va a haber gente que está equivocada y gente que tiene razón. A
veces el equivocado vas a ser tú, a veces yo, a veces otra gente… Pero eso es
lo primero. A veces hay que estar dispuesto a decir “pues mira, es que estoy equivocado
y esto es así”, porque según esa base de que “no, no, si es que los gilipollas
también tienen su parte en la sociedad” (que desde luego, pero), si ellos
tuvieran razón, entonces todo pasaría a ser subjetivo. Porque algún tonto diga
“no, es que 1+1=3” todos los matemáticos se tendrían que llevar las manos a la
cabeza y decir “ay, no, no, ¡mierda!, que es que ahora 1+1=3”: todo se iría a
la mierda porque todo podría ser cuestionable, y hay cosas que no lo son. Por
ejemplo: el Marqués de Santillana [nuestro instituto] es amarillo, y si tú eres
daltónico, pues tienes un problema en la vista que no te deja apreciar que es
amarillo, pero la realidad pura y dura es que es amarillo.
Con todo esto, lo que te voy a decir es que… una oveja es una
oveja, porque para algo hemos establecido un lenguaje y hemos decidido definir
a ese animal peludillo y to’ mono de cuatro patas como “oveja”. Y si tú tienes
un retraso y crees que el marco es la oveja, pues se te tiene que convencer. A
lo mejor no puede ser porque realmente tienes unas limitaciones y no puedes
entenderlo, pero eso no da pie a los demás a cuestionarse lo que pensaban y ya
creían antes.
Dicho esto, relaciono abstracto con subjetivo porque algo
abstracto es algo… Por ejemplo, la pintura abstracta. ¿Por qué se llama
abstracta? Porque no represente algo claro, algo definido, algo que todos
sepamos lo que es; representa algo que parece inabarcable, que estás un poco
confuso, no sabes lo que es, tú puedes creer una cosa (cuando tú ves una
pintura abstracta, tú piensas “eso creo que representa la convulsión del Ser
Humano” y otro dice “qué va, eso es, claramente, una silla”). Pues a eso voy:
cuando dices que el amor es un concepto abstracto es porque nadie sabe
exactamente muy bien qué es, todos estamos intentando definirlo, sin ponernos
de acuerdo… Entonces, si un alumno dice “el amor es concreto”, se equivoca,
pues aunque todos podamos tener argumentos para defender nuestras teorías, eso
no significa que todos tengamos razón.
Yo no he dicho que no
tengan razón ni que todo el mundo la tenga. Yo he dicho que en esto no existe
la razón, igual que creo que no existe en nada.
La única definición
que existe de la vida es la propia vida. El lenguaje es limitado, y es limitado
a unos niveles que cuanto más lo piensas, más te lo parecen. Y no creo que sea
casualidad que te lo parezcan, porque… aunque una oveja sea una oveja, puede
haber infinitas interpretaciones de una oveja: por ejemplo, que el pelo número
155 esté un grado más hacia la derecha que en otra oveja, o esté 1,0001 grados
más a la derecha, y como los números son infinitos, ahí ya tienes infinitas
posibilidades de ovejas [teniendo en cuenta que no hace falta que haya
ejemplares reales así para que sean nombrados o imaginados, y ya hilando fino
(aunque esto último no es necesario asimilarlo para esta conversación), para
que existan: si se puede pensar, existe en el sentido no material de la
palabra]. Por lo tanto, la única descripción de la realidad que existe es la
propia realidad, y solo podemos acercarnos a ella mínimamente. Por lo tanto, el
lenguaje siempre va a tener un margen de error. Lo que se busca es reducir ese
margen de error, no ampliarlo.
Mi respuesta a esto es en cierto modo el inicio de toda la
conversación, y es que en lo simple está la belleza. Y a veces las cosas son
más simples de lo que parecen. Y que a veces, les damos muchos ornamentos e
intentamos buscarle tres pies al gato, y en el fondo la base es muy simple.
No quiero que te
ofenda, y de hecho no lo digo como algo malo bueno, lo digo como el error que
es en mi opinión, porque yo creo que el concepto de “en lo simple está la
belleza” es, me parece a mí, “acertar de casualidad”. Porque todo tiene unas
razones muchísimo más complejas que hay que comprender. Y mira, ya que te estoy
explicando esto, antes de que me lo preguntes, por eso me he puesto “cálido y
calculador” como descripción en mi perfil de Instagram.
Porque, como ves, soy
calculador. Pero no veo por qué eso se tiene que asociar siempre a ser frío
(¿Sabes? La típica frase de “es una persona fría y calculadora”). Yo considero
que soy calculador pero no frío, aunque puede que no excesivamente cálido.
Con esto lo que quiero
decir es que ser calculador no es de por sí serlo excesivamente. Solo calcular
no es una cosa enferma, digamos. Solamente es querer conocer la verdad… Tal
como yo lo veo, ¿eh? Si tú ves que todo es simple, o que hay una sola cosa
simple, pues me parece muy bien. Yo creo que no, y la prueba está en que, si
miras a tu alrededor, no es así, y no todo tiene un denominador común, porque
cada cosa es absolutamente diferente.
La única forma que a
mí se me ocurre de analizar un objeto es partícula por partícula, explicando
sus características, porque si “redondeas”, empiezas a utilizar palabras que
engloban conjuntos de partículas (y menos mal que simplemente estamos hablando
de estructuras). En cuanto dices, por ejemplo, “un tablero de corcho está
compuesto de un […]” y decides no ir átomo por átomo, diciendo (aunque sea con
cierto detalle) “está compuesto de un marco […]”… Vale. Ya has dicho “marco”.
Ya la has cagado, porque “marco” es un concepto muy general y puede llevar a
confusiones. Por eso digo que no se pueden reducir las cosas
“Cálido y calculador”. Es que lo de “calculador” se asocia con “frío”
porque todas tus acciones son premeditadas y no te dejas llevar por tus
emociones nunca. Por eso lo de “frío”, porque alguien cálido toma, a veces,
decisiones no premeditadas, se deja llevar por impulsos, sentimientos hacia
personas, etc.
Por eso lo de “frío”.
¿Cómo? Dentro de mis
cálculos, yo considero los sentimientos. Los sentimientos no son un factor de
decisión de segunda categoría. Lo que
pasa es que estos no dejan de ser procesos químicos. Pero no por eso lo quito
magia. De hecho, me encanta no entender todas las cosas, porque si no, no
habría esa magia. Sin embargo, la magia no es más que las cosas que no conocemos.
Pero hasta ahora, el
método que mejor me ha funcionado es valorar las cosas y pensar que todo es
causa-efecto. No solo pensarlo, sino que lo es.
Volviendo a lo de “calculador” (esto es más difícil de lo que
pensaba).
Ahora mismo no estoy hablando de ti, sino de la definición de
“calculador” en general. La razón por la que se asocia con “frío” es que,
aunque alguien calculador (por supuesto que) toma los sentimientos de los demás
en cuenta, los incluye dentro…
¿Ves cómo es difícil?
No puede ser simple.
“No puede ser simple”… ¡Ya sé que no puede ser simple! ¡Yo no
digo que todo sea simple! Solo digo que algunas cosas son simples. Algunas, no
todas.
Obviando la
interrupción que he hecho. Lo que estás haciendo tú es definirme “calculador”
para, acto seguido, decirme “se asocia con ‘frío’ porque” y volverme a dar la
definición de “calculador”.
No te he entendido muy bien, pero a lo que yo te estaba
intentando responder es a que tú digas que tomas los sentimientos de otra gente
en cuenta, tras lo que alegas que no eres frío. La cosa está en que una persona
calculadora, en general, los toma en cuenta pero como si fueran parte de una
ecuación, como si todo fuera un problema de lógica, como si todo se rigiera por
la lógica, cuando, desde el punto de vista de gente que no es calculadora, en
principio, no todo es así. Hay veces en que todo es irracional o en que los
sentimientos cuentan mucho más, escapándose a la lógica.
Esa es la diferencia entre un calculador, que lo toma todo como
si fuera un problema, una ecuación, y alguien que no lo es. Aparte, calculador
se suele asociar con maldad.
No sé si es fallo tuyo o mío, pero no te he
entendido.
Creo que has dicho
algo así como “vale, no me refiero a ti, pero [normalmente]” (no has
dicho normalmente pero lo voy a meter entre corchetes) una persona que es
calculadora va a tener todo en cuenta como si fuera una ecuación, etc., etc., y
va a ser fría”. Bien, este es el mejor ejemplo que me podrías haber puesto de
los errores a los que lleva etiquetar las cosas de forma general, y no ser precisamente
calculador: Si llega a ser solo por la definición de “calculador”, tú asumirías
que yo soy frío, porque no conoces mi caso particular, porque normalmente un
calculador se asocia con frialdad.
A lo mejor es que “calculador” no es el adjetivo para ti, ya que
implica cosas que tú no eres.
Por eso mismo hay que
tener en cuenta más parámetros, y acotar la pregunta de (si queremos definir
“calculador”) “¿Qué significa ‘calculador’?” Esa pregunta también está mal, a
decir verdad. No es suficiente detallada. Querrás decir: “¿Qué significa, a
fecha de hoy, a esta hora, para Miguel Pérez, la palabra ‘calculador’?”. A ver
si me entiendes aunque no estés de acuerdo [aunque yo creo que el entendimiento
completo es acuerdo].
Y ni siquiera así
sería correcto: simplemente, las preguntas nunca se acotan lo suficiente,
porque es imposible. Por eso asumimos una cierta relatividad como un mal menor,
un mal necesario para comunicarnos.
Para mí, “calculador”
sí que es una palabra que se ajusta a mí. Como te vuelvo a decir (y como tú has
dicho antes con la palabra “amor”), tú no puedes decir que eso no es así, será
tu opinión, pues para cada uno tendrá un significado.
Esto que acabo de
decir no significa que lo sea, ni mucho menos. Sin embargo, para mí sí, al
100%. Bienvenida al mundo de la aceptación, como dije en el vídeo.
La pregunta no es qué significa para ti “calculador”, porque
“calculador” es una palabra que tiene una definición acotada y significa eso.
Aunque tú quisieras que significase otra cosa, lo cierto es que no lo hace.
Aunque hay cosas que son subjetivas, como, por ejemplo, el amor, que dentro de
su propia definición contempla subjetividad, “calculador” no lo hace.
De hecho, como cada uno tenemos nuestras ideas y pensamos de
manera distinta, creamos el lenguaje, que lo que hace es englobar determinadas
ideas dentro de palabras para que podamos utilizar esas palabras comunes, que
son fijas (no podemos cambiarlas a nuestro antojo), e intentar comunicarnos los
unos con los otros.
Entonces, “calculador” es lo que es. Si tú lo que quieres es
expresar otra cosa, busca otra palabra, otro significado, pero no puedes
cambiar el significado a “calculador” a tu antojo. Entonces, todas las palabras
perderían sentido y cada uno intentaría buscarle el significado que para él es
más conveniente y todo esto sería un caos. Por eso tenemos que usar
convenciones, para poder entendernos.
Entiendo tu punto de
vista, y, de hecho, es lo que yo pensaba hasta hace un tiempo. Más tarde me di
cuenta de varias cosas.
La primera es que esa
convención tiene una validez insignificante en el paradigma del universo. Lo
que quiero decir con esto es ¿cómo que “calculador” tiene una definición, y que
yo no puedo dar la mía (fíjate a qué punto ha llegado mi filosofía, que casi me
ofende que me digas eso)? Te puedo decir lo mismo si quieres: “calculador”
tiene una definición que es a su vez una convención que he hecho conmigo mismo,
la persona más importante que va a haber en mi vida.
No quiero decir que me
ame y que sea maravilloso. Tengo muchos defectos. Pero voy a vivir conmigo toda
la vida, así que la convención la hago conmigo, muchas gracias por tu
sugerencia.
La RAE no significa
nada para mí. Es cierto que es muy útil a la hora de entenderse, pero, si
pasamos a un nivel filosófico, tanto la lengua como la academia que trata de
regularla no sirven de nada. La lengua tiene que servir por fuerza, porque es
la única manera que tenemos que comunicarnos (comunicarse y lengua son casi lo
mismo).
No sé si te das
cuenta: ahora eres tú quien me está poniendo la frontera entre lo que puede ser
subjetivo y lo que no. Ah, pues mira, yo la pongo en otro lado. ¿No te das
cuenta de que siempre hay un margen de error?
Pues ante ese margen de
error, mi filosofía dice “todas las palabras se pueden discutir y todo es
discutible” porque no sabemos nada de la vida, y porque cualquier cosa en la
que tu creas que hay una convención está dentro de un universo del que no
sabemos nada.
(Se que lo de “yo
mismo”, “la persona más importante de mi vida”, tal, ha sonado muy egocéntrico.
Por favor, no lo entiendas así. Quiero simplemente que entiendas que uno vive
en su cuerpo.)
¿Qué la lengua no sirve de nada?
Perdón. ¿Ves la
importancia de acotar las frases? Quiero decir que la lengua no sirve de nada
en comparación con todos los datos que existen. Porque la lengua está llena de
incorrecciones y, como la propia frase con la que la he cagado y por la que me
has dicho eso, nunca se dan los datos suficientes para entender el contexto y
para no dar lugar a ambigüedades que pueden desembocar en errores.
Efectivamente. Si tú eres la persona más importante para ti
mismo y tu único/principal objetivo en la vida (no digo que lo sea, pero
pongámonos en situación) es tú contigo mismo y tus opiniones, haz lo que te dé
la gana, deja de lado las convenciones y cuestiónate todas las cosas como
quieras.
Pero en general (y probablemente para ti también) el sentido de
las cosas es poder llegar a puntos en común con todo el mundo. Para mí lo
importante es la comunicación con el resto de la gente. No lo que yo opino,
sino lo que es lo mejor para entenderme con todo el mundo. Por eso, en su día,
unos sabios se reunieron en una sala y dijeron “A ver, ‘calculador’. ¿Qué es?
Pues esto, esto y esto.” Y ahora, te
guste o no te guste, lo aceptas. ¿Por qué? Porque lo estás haciendo por un bien
mayor. Si aceptamos que cada palabra tiene una definición acotada que no
podemos cambiar a nuestro gusto (aunque nos gustara) es mucho más fácil
comunicarse con todo el mundo. Porque ese es el objetivo final del lenguaje:
nos sirve para comunicarnos con todo el mundo.
Sí, claro que es mucho
más fácil comunicarse con todo el mundo. De hecho, es lo que hago: yo no voy
por la calle haciendo oraciones de millones de palabras. Incluso cuando hablo
de esto, me salto muchísimas cosas que luego tengo que explicar en un par de
intervenciones más.
Como he dicho antes,
lo práctico es asumir cierto margen de error en el lenguaje, cosa que hago.
Pero si queremos descubrir la verdad, no podemos estancarnos en eso, no podemos
pensar en la estadística, en “bueno, casi todo el mundo piensa así”.
Y otra cosa: no
confundas que yo tenga mi propia teoría y crea que es la mejor (más que nada,
porque es la mía; no porque yo mole, volvemos a lo mismo, sino porque es la
conclusión a la que yo he llegado) con que yo sea individualista, no tiene nada
que ver.
Mi propia teoría está
basada también en las relaciones con los demás. Puede ser compatible con
escuchar a los demás. Yo creo que es importante respetar a las personas.
Reitero: no relaciones
tener una propia teoría con que esta sea individualista automáticamente.
Yo no hago esa relación.
De hecho, te voy a dar
un ejemplo: yo contemplo la posibilidad, como ves, de hablar “normal” (no como
hoy, pero sí en otros momentos) para poder entenderme con la gente. Según lo
que tú estás entendiendo de mi teoría, debería decir “No, no, tú, ser inferior
a mí, por favor, a mí me hablas acotando las preguntas y permitiendo mínimas
dosis de subjetividad”. No, no. Parte de mi teoría supercalculadora es esa: que
hay que entenderse con los demás.
Y te vuelvo a decir
una cosa: ves el tema en el que estamos oscilando, ¿no? Las diferencias son
mínimas, pero el tema da de sí para estas oraciones y un millón más. Todo esto
es muy complejo y tiene un montón de matices que nos estamos saltando.
Probablemente haya una
frase que pueda resumir estos audios, y es una frase que podría ir
perfectamente a un libro de filosofía, ¿no? Pues bien, está todo mal. La gente
muchas veces piensa que el máximo error que puede tener un resumen es que, como
es menos, solo tenga parte de la verdad. No, no, es que al haber sido reducida,
ya no es la verdad, y por lo tanto, está todo mal.
Perdóname, porque me
acabo de dar cuenta de un error, y es que tú en ningún momento me has dicho que
las cosas se puedan decir resumidas, sino que simplemente son simples. Simples,
no un resumen hecho a partir de una carnicería de los datos.
Ya te digo que no creo que todo sea simple, solo algunas cosas.
Otras no, otras son muy complejas, claro, pero algunas son simples. Eso es lo
principal, porque a veces pareces dar por hecho que yo creo que todo es simple,
y no es así.
Además, yo no creo que tu teoría sea individualista. Dije lo que
dije porque hay un momento en que has dicho “me ofende que digas que
‘calculador’ tiene una definición, cuando yo te digo que “calculador” tiene una
definición para mí, porque, al fin y al cabo, yo voy a ser la persona más
importante que va a haber en mi vida, y entonces yo, para mí, aplico esta
definición”: ese es un punto de vista en el que tú eres lo más importante.
Desde mi punto de vista, lo más importante no soy yo. Es más: es todo el mundo.
Es toda la gente con la que voy a hablar. Por eso, mi filosofía la baso en qué
es lo mejor para comunicarme con toda esa gente, no qué es lo mejor para mí
mismo. Creo que ahí está, básicamente, la diferencia entre tú y yo.
Ojo, y no por eso doy por hecho que seas egoísta ni nada. Lo único
es que, digamos, basas todo en tu punto de vista, tu opinión. Y, claro, desde
mi punto de vista: “Yo quiero ajustar todo a lo que yo pienso. Yo quiero que
todo sea subjetivo a mi punto de vista, lo que me lleva a concluir que todo es
subjetivo, porque como todos queremos ajustar todo a nuestro punto de vista,
las convenciones son una chorrada, viva la subjetividad”. Pero… se me ha
olvidado lo que quería decir.
Pero yo puedo
considerar que “lo mejor para mí mismo” es sinónimo de “lo mejor para otra
gente”. Quiero decir… Somos socialistas, ¿no? Busquemos un punto de apoyo. No,
a ver, en serio. Aquí me viene muy bien mi teoría (lo aguanta todo), y no es
porque sea simple, pero, por ejemplo, yo te puedo decir (y no es para salvar un
argumento, sino que realmente lo pienso así): lo que soy yo…
Veo la necesidad de
definirlo otra vez, porque creo que no lo has entendido, y normal que no lo
entiendas, porque no estás en mi cabeza y no sabes qué está pasando en ella.
“Ser yo” implica acciones, implica relaciones con los demás e implica seguir
mis valores. Y mis valores, desde luego, son los de pensar en los demás y no
solo en mí. Por lo tanto: ya sé que no crees que la teoría sea individualista,
pero lo que me acabas de decir es que yo creo que lo más importante soy yo. Y
sí, pero en tanto que “yo” significa y estoy formado por mis relaciones con los
demás.
¿Ves? Hay que saber
qué significa cada palabra. Si todos habláramos por las convenciones de las
palabras, no te podría haber explicado esto, y no podrías entender nunca lo que
yo te quería decir.
Así que sí, tienes
razón en eso de que baso todo en mi punto de vista, pero podríamos decir que
“has tenido suerte” porque mi punto de vista tiene en cuenta el de los demás.
Una cosa no anula la otra.
¡Todo lo contrario! Gracias a que existen convenciones de
palabras me has podido explicar lo que me has explicado. Si cada palabra que
usaras no tuviese un significado común que tú y yo entendiéramos, sería
imposible que me comunicases nada. Porque si tú usases una palabra con el
significado que es para ti, para mí sería imposible comprenderte, porque esa
palabra, para mí, tendría otro significado. ¿Ves?
Sí, sí, pero tú no
sabes la cantidad de errores que he cometido y la cantidad de información que se
ha perdido por el camino mientras te contaba esto. Por eso te digo (y te lo he
dicho antes) que sí sirve: sirve como un medio de información (y de hecho es el
único que tenemos, la lengua), pero muy imperfecto.
Si no fuera
imperfecto, no tendríamos que explicar nada. Diríamos: “vida” y ya está, ahí
está todo. La perfección.
Cada audio que tengo
que hacer, y que tú tienes que hacer, explicando lo anterior, es porque las
palabras eran imperfectas y las tenías que acotar. ¿Cómo? Dando otras palabras,
hasta que tu mente llegue a la conclusión (por medio de una deducción que puede
ser incorrecta, porque yo no sé lo que hay en tu cabeza cuando te lo explico, y
tú, imagino, tampoco sabrás lo que hay en la mía).
Si las palabras fueran
perfectas y todos llegáramos a la misma conclusión, no habría ningún conflicto.
No habría que hablar.
Aquí nadie ha dicho que el lenguaje sea perfecto. Yo no creo que
el lenguaje sea perfecto. Pero eso no quiere decir… Como tú mismo has dicho, el
lenguaje es lo único que tenemos. Por eso, tenemos que respetarlo. Y aunque nos
gustaría adecuar cada palabra a lo que es más conveniente para nosotros, no
podemos hacerlo porque, entonces, a la gente con la que vamos a hablar le va a resultar
mucho más difícil entendernos.
Y es por eso por lo que hay que respetar la definición de
“calculador”. Y si a ti te parece que “calculador” no expresa todo lo que
quieres que exprese, pues le pones adjetivos, le das una explicación, añades
más palabras hasta que estés satisfecho. Pero lo que yo no creo que puedas
hacer es decir “no, mira, es que ahora va a significar esto otro, que para mí
es más conveniente”, porque entonces nadie te va a entender (a lo mejor alguno
sí, pero en general no).
Vale, pero no somos
lacayos al servicio de la lengua, ¿no? Podemos hablar a niveles más elevados.
Cuando te quiera dar una información en la que no importa no ser exacto, me
parece correcto. Pero si realmente quieres que mienta y que te diga una palabra
que para mí no significa eso, ¿para quién lo tengo que hacer?
Si estamos hablando a
nivel filosófico, necesito explicarte las palabras. De hecho, no me lo estoy
inventando para favorecerme: si no me favorece, coincide que es así y punto.
Pero yo tengo mi propia opinión de las palabras (que insisto, solo utilizo en
este tipo de conversaciones: contigo y hoy, prácticamente). Además, es que te
la he explicado. Como ves, no hemos tenido tantas dificultades de comunicación,
porque te he explicado lo que para mí significa “calculador”. ¡Ya está, no pasa
nada! Sí, le he cambiado la definición a la palabra (por cierto, ninguno de los
dos ha mirado la definición en la RAE, pero bueno), pero a la vez, te he explicado
lo que significa para mí, así que ya está. Volvemos a lo mismo: acotar la
pregunta. Y si, por lo que sea, tenemos una conversación en la que hay que
hablar de la palabra “calculador” todo el rato, cuando quieras referirte a mi
definición dices “calculador según tú” y cuando quieras referirte a la tuya
dices “calculador según yo”. Y ya está.
Si no tengo la opción
de coger una palabra y explicarte lo que significa para mí, ¿cómo me refiero a
esa realidad? Tendré que utilizar palabras, no tengo otro sistema. Qué hago,
¿pego un salto cada vez que quiera referirme a eso?
Yo busqué la definición de “calculador”, pero como la
conversación seguía no quise interrumpir.
Bueno, la verdad es que ahora entiendo mejor tu punto de vista,
cosa que antes me era más difícil. La verdad es que es muy bonito, porque los
argumentos que tú me dices me sirven a mí misma para plantearme cosas y luego
tener mis propios argumentos. Pero bueno, la cosa es que… efectivamente: si
cada uno pudiéramos definir lo que es una palabra según lo que nosotros
creemos, yo te diría cuando hablo “mira, voy a utilizar ‘calculador’ como
Miguel”. Y ahora viene otro y dice “no, no, pero es que para mí ‘calculador’ es
esto”. Imagínate. Gente diciendo: “sí, bueno, yo es que soy calculador pero…
Espera un segundo, voy a mirar en la lista… Ah, sí, según Pepito Grillo”. Y
luego un político, por ejemplo, dando un discurso, dice “bueno, es que
‘calculador’ según Josefa”, hala, pues todos a mirar la definición. ¡Sería un
caos! Por eso, si tú lo que necesitas es expresar una realidad, solo tienes
estas palabras que hemos creado los humanos, pero les puedes aplicar adjetivos,
matizar… Por eso existen tantos adjetivos, adverbios y todo esto. Pero lo que
yo creo que no puedes hacer es cambiar la definición en sí misma de una
palabra.
Ahora entiendo tu problema.
Y es tentador, ¿eh?
Que no estoy cambiando
la definición. Estoy diciendo cuál es la mía, y ya está. No la voy a imponer
sobre la tuya. Y sobre eso que has dicho al principio de que llegue alguien y
diga “no, no, es que para mí es esta cosa”, “no, no, para mí esta otra”… Es que
no va a haber ningún conflicto. No va a haber ni “no, no”, porque si para ti es
otra cosa, vale. Explícamelo y yo encantado de saberlo. Y no, no va a haber un
listado de 7.000 millones de personas [sería saber qué piensa cada uno si
quiere expresarlo].
De todas maneras, yo
no estoy diciendo que esto tenga una aplicación práctica: yo estoy diciendo que
la verdad es esa. Por lo menos desde mi punto de vista. Y voy a dejar de decir “desde
mi punto de vista” porque siempre que hablo, quiera o no, es desde mi punto de
vista.
No es por ser pelota,
pero nunca había discutido con alguien que me lo pusiera tan difícil, y mira
que de estas cosas discuto a veces con Andrés [otro amigo], ¿eh?, y el tío da
la vara hasta el último momento. Pero nunca había llegado a esto. Me alegro
mucho por ello, y de que entiendas lo que hay en mi cabeza (porque por lo que
has dicho parece que lo entiendes).Y de ser uno en el mundo a ser dos (aunque no
lo compartas o no lo apliques, por lo menos que lo entiendas)…
Siguiendo con el tema,
¿por qué dices que es tentador? Porque yo soy consciente de que mi filosofía es
cómodo, aunque no por ello la desvalorizo
Respecto a las definiciones: si estás diciendo cuál es la tuya y
no coincide con la real la estás cambiando.
No, porque eso que
estoy diciendo ya pasa a ser una parte de la realidad. No se superpone.
Corresponde a la parte
de la realidad según Miguel. Ya está, no estoy superponiéndola a la otra. Es
tan real como lo otro. Y la prueba es, vuelvo a decirte, que lo estoy diciendo.
Entonces ya está, ya es real. Luego, puede no corresponderse en algún sentido,
aunque todavía no entiendo cómo no se puede corresponder. Yo lo veo así de
claro.
Menos mal que no quieres ser pelota [risas]. No, pero te
entiendo, sé lo que quieres decir. Y está muy bien, porque cada amigo te aporta
algo. Por ejemplo a veces tengo conversaciones filosóficas con gente, pero
nunca de este estilo, ¿sabes? Entonces, yo también me alegro mucho de que
estemos discutiendo sobre… es que ya no sé ni lo que discutimos, porque al principio
hablabas de que si la simpleza, que si luego “calculador”… ¿Cuántos minutos
hemos pasado hablando de lo que significa la palabra “calculador”?
Ahora te diré por qué es tentadora tu filosofía: porque si pudiéramos
adaptar los significados de las palabras a lo que nosotros quisiéramos, todo
sería mucho más fácil. Yo te podría decir que una palabra para mí es algo y podría modificar todo a mi antojo
y sería mucho más cómodo para mí. Pero sería mucho más complicado explicárselo
a todo el mundo, porque con cada palabra a la que diera un significado
diferente, tendría que explicarlo. ¡A toda la gente con la que hablo!
No es una filosofía práctica para hablar con todo el mundo. Por
eso creo que no podemos cambiar las definiciones de las palabras, aunque sea
tentador hacerlo.
Volvemos a lo mismo:
vale, sería mucho más complicado. Pero la verdad es esa. Y vuelvo a rescatar la
hemeroteca: no tiene aplicación práctica, no hablo así normalmente, dentro de
mi teoría entra la posibilidad de entender a los demás y hablarles de forma que
me entiendan (y esperar que ellos también), pero… pues eso, el lenguaje no se
corresponde con la realidad. Apenas.
Volviendo a lo primero
que he dicho en esta intervención: “Volvemos a lo mismo: vale, sería mucho más
complicado. Pero la verdad es esa.”… Por tanto, ¡la verdad es complicada! [Lo
que yo decía al principio de todo.] Todo encaja.
“La verdad es esa”. ¿Esa cuál? ¿Qué te gustaría cambiar la
definición de las palabras a tu antojo? Eso no te digo yo que no sea verdad. Lo
que te digo yo es que no es plausible. No podemos hacerlo. Cuando hablemos, no
podemos decir “no, mira, es que esa definición de ‘calculador’ está mal”,
porque no lo está (me refiero a la de la RAE).
El lenguaje es complejo, eso no te lo niego, pero créeme, hay
cosas que son simples, como lo de las ovejas. Una oveja es una oveja. Tú puedes
decir “es que una oveja tiene los pelos blablablá”…
Que sí, que sí. Sigue siendo una oveja. Eso es simple.
Que-no-estoy-diciendo-nada-de-cambiarlo.
Precisamente, como no
se puede cambiar, eso deja en evidencia la pobreza del lenguaje: no da para más.
Y sí, cuando dices “una
oveja es una oveja”… claro. Sí, eso es muy fácil. Quiero decir, claro que
tienes razón. Digamos que no te la estás jugando. Y ahora, ¿puedes pasar a
describirme lo que es? Seguro que salen otros millones de audios por el camino.
Porque claro, “es” significa igualdad. Y si dices dos cosas iguales a los lados,
claro. “Oveja es oveja”. Sí, sí. No, si es que tienes razón ahí.
[La
hora, tardía, hace que me vaya a dormir y la discusión termine.]
Si has llegado hasta aquí después de leerlo todo, supongo que eres suficiente resistente como para no marcharte sin expresar tu parecer al respecto. ¿Quieres opinar? Solo comenta, estaré encantado.