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24/4/17

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Alternativas

Hoy estaba feliz. Hasta hace una hora, ha sido un día radiante marcado por la lejanía de Le Pen al Elíseo (aunque un 22% la ha votado), la falta de clase de matemáticas en el horario de hoy y demás pequeños factores que, acumulados, dan una sensación de que todo marcha. Además, ayer comí croquetas, y la opiácea felicidad que estas dejan tras de sí no se va con facilidad.
Tanta era mi dicha hoy que hasta fui contento a mi particular de matemáticas. Sobreviví a la estadística y la probabilidad, y, al salir... Al salir, todo se torció.
Veréis: desde hace varios días no encuentro mis auriculares. Así pues, para no morir de aburrimiento en el trayecto de vuelta a casa, decidí entregar mis oídos al paisaje sonoro de la ciudad. Estaba disfrutando de la mezcolanza acústica de mis pasos con los del resto de viandantes, de las conversaciones ajenas indefinidas... incluso estaba disfrutando de los ¿cláxones? de los coches. En particular, había uno que se repetía. Su bramido insistente se me hacía cada vez más cercano, hasta que sentí la presencia del automóvil en cuestión, que sonó una vez más, al lado mío (conste que iba por la acera). Me quedé bloqueado al verlo allí parado.
Desde que soy miope, saludar se ha convertido en una ciencia aún más compleja: ¿cómo voy a decir "hasta luego" a tiempo si no reconozco a la gente hasta que mi mente dibuja una borrosa imagen que puedo tardar segundos en procesar? En este caso, la vida me quiso poner aún más a prueba: imaginaos esta situación cuando, además, hay entre ambas personas una ventanilla.
¿Conocía a ese ser que pitaba tras el cristal? Si saludaba a alguien sin motivo, sería hacer el ridículo. Pero la marca del coche me recordó a un conocido con el que quedaría muy mal pasando de largo después de haber inclinado claramente mi cabeza hacia el utilitario. Así pues, una fuerza dentro de mí me arrastró a realizar lo que se conoce como "huida hacia delante": levanté generosamente la cabeza, sonriendo, y casi grité "¡Hasta luego!". Era demasiado tarde cuando quise descubrir que el vehículo estaba al lado de un parking.
Avergonzado, emprendí la retirada, planeando el camino por sendas peatonales donde ningún burlesco conductor pudiera seguir confundiéndome. Pero tan solo unos metros después, el mismo pitido volvió a mis oídos. Si quedaba alguna posibilidad de que ese hombre me conociera, me estaba llamando, algo quería. En cualquier caso, esta vez seguí adelante. La llamada cesó.

Nunca había obrado mal ante dos alternativas contrarias a la vez. Si me veis a partir de ahora, con otra identidad, aspecto, y en otro país, no llaméis a las autoridades. La DGT, un conocido y un loquero me están buscando.

Megáfono, Anuncio, Altavoz, La Comunicación, Gritando

21/4/17

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El lenguaje y su relación con la vida

Amigos, estáis ante una discusión de WhatsApp que se produjo el 12 de Enero de este año. Cientos de audios y mensajes escritos que me he tomado la libertad, junto con el permiso de mi interlocutora (gracias, Bea), de transcribir completamente. La conversación versa sobre la capacidad del lenguaje para abarcar la vida y nuestra capacidad de utilizarlo para comprender esta.
Ella y sus opiniones se identifican con las letras rojas. Yo, con las verdes. La letra negra no pertenece a la conversación. La conversación original ha sido alterada sin modificar el mensaje más allá de perfeccionarlo, evitando al máximo posible las incorrecciones semánticas y sintácticas del lenguaje oral. Las añadiduras entre corchetes con el color de algún interlocutor solo tratan de aclarar la posición de este, cerrar algunas de sus frases inconclusas, siempre partiendo de la opinión que dicho interlocutor sostenía durante ese momento.
Sin más preámbulos: si vas a continuar, disfruta, si es que eres capaz de llegar al final del texto más largo y complejo de la Historia de este blog, y abre tu mente a las Humanidades en estado puro.





[…]
Pensaba que eras más de letras.

Si a mí me gustan las ciencias, pero soy un manco. No es que discrimine a las letras, tampoco, pero no estoy nada de acuerdo con ninguna asignatura de letras que haya dado. Es complicado y largo de explicar…

Te escucho.
[…] En lo simple está la belleza.

En lo simple faltan todos los datos necesarios para conocer la verdad.

Pero a veces la verdad no es tan compleja como creemos. Y lo simple no es siempre por ello tonto: hay cosas simples que son tontas, pero hay cosas simples en las que la magia está, que son tan buenas que revelan verdades simples que normalmente tenemos que  encontrar escondidas tras un montón de ornamentos y complejidades que no hacen otra cosa más que ornamentar y esconder algo que, en esencia, es mucho más fácil.

Esos ornamentos son también parte de la realidad. No existe una realidad simple, sino que la realidad, como la definición dice, es todo. Y… más que nada por el hecho de que son muchas cosas ya es compleja (porque bueno, sí, complejo, lo puedes considerar tú a partir del punto que quieras; es personal. Pero yo desde luego lo considero complejo). Y aunque el resultado al que llegues sea simple, que lo dudo mucho… Es que la vida es como una fórmula que no se puede simplificar, porque si la simplificas, lo que estás haciendo es comerte datos. Yo soy muy pragmático, y cada vez más, porque me parece lo lógico. Partiendo de que lo que es es lo que es, cada vez que simplificas una oración estás comiéndote datos, y eso es un acto horrible para la razón y la verdad.
Ah, que no he acabado la pedazo de subordinada que estaba haciendo. En caso de que se pudiera llegar a una verdad simple, tendrías que haberlo observado todo, tendrías que haber hecho una investigación enormemente compleja. Por lo tanto… No, de todas formas no podrías llegar a una verdad simple.
Tú imagínate que la verdad última es (y te voy a poner una burrada de ejemplo en el que no creo) “Dios existe”. Vale, sería una verdad simple, ¿no?
¿Y qué? ¡Sigues teniendo un montón de dudas! Tienes que definirme exactamente “Dios”, tienes que definirme exactamente “existe”, y decirme cuál es la relación entre esas palabras, y cómo se relaciona eso con cada uno de los elementos que hay en la vida y en la muerte.
Nunca vas a poder llegar a una verdad porque (yo considero que) solo hay una, y es la que define todo. Y no hay más definición que comprender cada una de sus partes milimétricamente, y luego sumarlo, no reducirlo ni resumirlo.

Si analizas todo junto, la verdad es infinitamente compleja, pues este mundo está compuesto de tantas cosas, tantas ideas, tantos puntos de vista, que la verdad es infinitamente compleja. Yo me refiero a que si analizas cada cosa por separado, que es como algo realmente es accesible, analizándolo uno a uno, hay determinados casos concretos en los que intentamos complicarnos mucho la vida y dar muchos argumentos. Volvemos lo realmente simple y claro en algo muy complejo. A ver, obviamente, la verdad total (todo junto) es más que compleja, además de inabarcable. Pero es que así no se puede trabajar, hay que trabajar con cada cosa en particular para llegar a conclusiones que sean asequibles.

Y ahora es cuando yo te explico, con un titular rápido, que nunca he tenido este tipo de conversaciones filosóficas en Filosofía, ni metalingüísticas en Lengua, y por eso no me gusta nada cómo están planteadas las asignaturas de las letras, porque si bien las matemáticas (por ejemplo) son una ciencia en la que 1+1 tiene que dar 2, aunque todo es subjetivo y todo lo podríamos discutir, me parece mucho más lógico y además tiene una aplicación práctica, en la que no te va a servir de nada pensar que 1+1=3 (aunque puedes pensarlo, ¿eh?, ser pragmático no significa prohibir o no contemplar la posibilidad de que los demás piensen de otra manera). Desde el punto de vista de todo el mundo vas a estar equivocado.
Y en cuanto a las letras… No sé, nos atan como a borregos y creen que si nos ponemos a pensar por nosotros mismos nos van a salir burradas, pero… ya se lo dije el otro día: “Somos un montón de gente discutiendo en torno a algo que no existe, que ha sido inventado, y ¿todavía me puedes decir que esto está mal? ¡El lenguaje es creado por los hablantes! ¡Esto no es sujeto ni predicado porque esté escrito en unas tablas! Lo es porque es una convención, y yo creo que es otra cosa, y sé perfectamente (y no es ningún acto de egocentrismo) que puede ser esta otra cosa, y, de hecho, la prueba está en que para mí lo es.”
Por eso no me gusta ninguna de las asignaturas de letras. Además, porque como no da tiempo, y lo que hay que hacer es prepararse la PAU, pues claro, no sirve de nada filosofar. Todo el tiempo precioso que perdemos en Lengua haciendo cosas totalmente inútiles (Sí, sí, totalmente inútiles. Parece el discurso de un niño de Primaria que está dando Conocimiento del Medio y no le gusta, pero, desgraciadamente, es así) como sintaxis o comentarios de textos… Ese tiempo precioso le podríamos estar aprovechando leyendo o escribiendo, que es algo a lo que en casa no nos da tiempo porque estamos ocupados, por ejemplo, estudiando lo que un señor opina que es una palabra.
Y por haberme preguntado y puesto filosófico, ahora te vas a tener que tragar este vídeo. Pero vamos que yo creo que te va a interesar. Es de un tal Miguel Pérez García, que opina sobre el análisis… “formológico”.

“El análisis morfológico es una estafa.

¿Por qué? Porque no sirve para aclarar información sino para crear debate, y en una teoría que teóricamente (valga la redundancia) sirve para clarificar información, no se debe permitir que las dudas sean constantes.
Por ejemplo, analizando sustantivos, se supone que se puede delimitar si son concretos o abstractos.
¿Qué es concreto? O más bien, ¿qué es abstracto, que sería su contrario? La definición que más se oye es “aquello que no se puede percibir con los sentidos”. Pero ¿quién decide cuándo yo considero que estoy dejando de percibir algo por los sentidos? ¿Dónde está el límite? ¿Quién lo traza? Lo tendrá que trazar cada uno, porque cada uno hace el uso que considera necesario de las palabras, y es que las palabras no pertenecen a nadie: están al servicio del hablante, que las utiliza como  quiera. Teóricamente.
Pero en el análisis morfológico se saltan este pequeño detalle completamente.

La palabra “amor”, por ejemplo, probablemente sería calificada por la mayoría de lingüísticos como sustantivo abstracto. ¿Por qué? Porque “el amor no le puedes percibir con ningún sentido”. Ni gusto, ni olfato, etcétera. En realidad esa es también mi opinión. Pero pongámonos en el lugar del pobre alumno que disida de esto y no pueda sino verse abocado al obedecimiento ciego de la frase anteriormente entrecomillada. A partir de ahora voy a hablar como si tu tuviera otra tesis, totalmente respetable (pero no respetada), ¿por qué no?

En mi opinión, el amor no es sino sus manifestaciones: un ramo de rosas que te regalen, que te lleven al cine, besarte con la chica… Todo eso son sensaciones en las que tus sentidos reciben información. El amor, insisto, no es para mí otra cosa sino eso.
Cuando analizas la palabra amor, estás olvidando que el concepto realmente se refiere a otra cosa, que el amor por separado y como concepto no se pude analizar.
Calificarlo de “abstracto” es la forma que tenemos de ser unos vagos y no molestarnos en examinar cada caso derivado del amor.
Calificarlo de “abstracto” es decir que “es un concepto abstracto” por no decir que en realidad se refiere a muchas cosas, y por no delimitarlas según nuestro propio gusto.

Por lo tanto, no se puede decir que sea abstracto porque, por ejemplo, para mí el amor no es más que sus manifestaciones, y eso sí que se percibe por los sentidos, porque si no existieran las cosas que sentimos derivadas del amor, no utilizaríamos la palabra amor porque no existiría, ¡porque tampoco conoceríamos el amor, pues este no existiría!
Sin nuestros sentidos no existirían los sustantivos “abstractos”, pues su utilidad es referirnos a aquellos conjuntos que agrupan sensaciones varias, sensaciones derivadas de la misma idea.

¿Significa todo esto que he dicho que el amor es un sustantivo concreto? Por supuesto que no. ¿Estás sorprendido por mi respuesta? Bienvenido al mundo de la aceptación de ideas. Lo que para Pepito puede ser abstracto, puede ser concreto para mí, o viceversa. Aún así, si queremos saber realmente si un sustantivo es abstracto o concreto pero aún nos da miedo pensar completamente por nosotros mismos, o tal vez queremos apoyarnos en la opinión de supuestos expertos, no hay mejor forma que ir al diccionario, buscar la palabra, leer la palabra amor y sacar nuestras propias conclusiones, no que te lo diga un análisis morfológico, o como a mí me gusta llamarlo un análisis formológico, pues en él mueren las ideas y se conservan, disecados, los cimientos de una interpretación de las palabras, y por tanto, del mundo, que se imponen sobre el resto sin justificación posible.

Profesores de lengua: ¿no creéis que este texto es un ejercicio mejor para vuestra asignatura que andar “analizando” palabras?”
[http://nlohp.blogspot.com.es/2016/09/analisis-formologico_23.html]


Qué bien que alguien reflexione sobre lo que hacemos y no se una a la masa de borregos como uno más.
Antes que nada, la verdad es que yo también opino que el análisis morfológico es un poco tontería, más que nada porque saber que un sustantivo es abstracto, o concreto, o colectivo, o individual, o que un verbo está en 3ª persona del singular del modo indicativo, no te va a ayudar en nada a comprender esa palabra. Lo que te ayuda a comprender esa palabra es leer un libro en el que esa palabra se utilice en un contexto, y así aprendes a utilizarla. Poner unos nombres que otra gente ha decidido para identificarlas no te va a ayudar a ti a comprender mejor para qué se utiliza esa palabra, cuándo utilizarla, todas sus acepciones… En fin, que sí, que, en eso, estoy de acuerdo contigo.
Sin embargo, en lo que no estoy muy de acuerdo es (que bueno, que es lo de menos, ¿no?, porque que el amor es abstracto o concreto solo lo utilizaste como ejemplo para sostener tu teoría, entonces, si en la base estamos de acuerdo, pues eso es lo principal) en que “amor” sea un sustantivo concreto. Yo creo que es abstracto, y voy a intentar convencerte:
La cosa es que un sustantivo concreto como “oveja” o “lámpara” es algo en lo que todos estamos de acuerdo sobre lo que es. Una lámpara, pues es una lámpara, es que no tiene vuelta de hoja. Una oveja es una oveja, es algo que existe, que todos estamos de acuerdo sobre ello.
Sin embargo, el amor… ¿Quién está de acuerdo en lo que es el amor? Para cada uno el amor es algo diferente: para ti es una cosa, para mí es otra, el amor abarca tantas cosas, puede ser entre parejas, entre madre e hijo, ¡puede haber amor entre amigos! Hay muchas dudas respecto al amor. Por eso es abstracto.
Sin embargo, ¿quién te va a decir “No, mire, yo es que creo que el cuadro es una oveja y que […]”? No, no, eso… Eso solo lo hacen los gilipollas. Entonces, por eso es concreto. ¿Qué te parece?

¿Los idiotas no forman parte de la comunidad de hablantes? El habla será lo que se hable, directamente. Entonces, yo no voy a cerrar las puertas (porque no tengo autoridad ni serviría de nada que yo lo dijera, porque la realidad va a ser la que sea independientemente de lo que yo diga: no tengo el poder de moldearla) a nadie que se cuestione si “oveja” es concreto o abstracto. Y de hecho lo digo en el vídeo, ¿eh? Yo realmente creo que “amor” es un sustantivo abstracto (no has debido de oír esa parte), pero he dado la argumentación como si fuera un alumno, un pobre alumno, que cree que es concreto (que también tiene sus argumentos y son válidos, porque, como te digo, no hay ningún tema en torno al cual se está discutiendo. No tiene una utilidad práctica ni un resultado fijado de ninguna manera formal).
Luego, por otra parte, me llama la atención que relaciones el concepto de abstracto con que no sea lo mismo para todos… Mmm, no se [Normalmente la definición que se da a “abstracto” (sin entrar a discutir si está bien o no, simplemente digo la que se da) es “aquello que no se puede percibir con los sentidos”, no “aquello en lo que no hay consenso”]. ¿Dónde fijas tú la frontera de eso?, porque, si oímos “mesa”, seguro que no has pensado en una mesa exactamente igual que la que pienso yo. Y qué, esa es concreta, ¿no? “Es que es evidente que todos sabemos lo que es una mesa”… Igual hay alguien que no lo sabe. Igual hay alguien que la utiliza como una expresión. Igual hay alguien que la utiliza en un refrán, ¿sabes? O alguien para quien no significa nada porque le han engañado toda su vida. Pueden darse estas posibilidades, y en cuanto pueden darse, tú no puedes forzar a que una palabra sea algo. Y, como te he dicho antes, da igual lo que digas, porque no lo vas a conseguir forzar.
Insisto, ¿por qué relacionas que algo sea subjetivo con que sea abstracto? Son dos cosas diferentes.

Para empezar, hay que partir de que no todo el mundo puede tener razón. Siempre va a haber gente que está equivocada y gente que tiene razón. A veces el equivocado vas a ser tú, a veces yo, a veces otra gente… Pero eso es lo primero. A veces hay que estar dispuesto a decir “pues mira, es que estoy equivocado y esto es así”, porque según esa base de que “no, no, si es que los gilipollas también tienen su parte en la sociedad” (que desde luego, pero), si ellos tuvieran razón, entonces todo pasaría a ser subjetivo. Porque algún tonto diga “no, es que 1+1=3” todos los matemáticos se tendrían que llevar las manos a la cabeza y decir “ay, no, no, ¡mierda!, que es que ahora 1+1=3”: todo se iría a la mierda porque todo podría ser cuestionable, y hay cosas que no lo son. Por ejemplo: el Marqués de Santillana [nuestro instituto] es amarillo, y si tú eres daltónico, pues tienes un problema en la vista que no te deja apreciar que es amarillo, pero la realidad pura y dura es que es amarillo.
Con todo esto, lo que te voy a decir es que… una oveja es una oveja, porque para algo hemos establecido un lenguaje y hemos decidido definir a ese animal peludillo y to’ mono de cuatro patas como “oveja”. Y si tú tienes un retraso y crees que el marco es la oveja, pues se te tiene que convencer. A lo mejor no puede ser porque realmente tienes unas limitaciones y no puedes entenderlo, pero eso no da pie a los demás a cuestionarse lo que pensaban y ya creían antes.
Dicho esto, relaciono abstracto con subjetivo porque algo abstracto es algo… Por ejemplo, la pintura abstracta. ¿Por qué se llama abstracta? Porque no represente algo claro, algo definido, algo que todos sepamos lo que es; representa algo que parece inabarcable, que estás un poco confuso, no sabes lo que es, tú puedes creer una cosa (cuando tú ves una pintura abstracta, tú piensas “eso creo que representa la convulsión del Ser Humano” y otro dice “qué va, eso es, claramente, una silla”). Pues a eso voy: cuando dices que el amor es un concepto abstracto es porque nadie sabe exactamente muy bien qué es, todos estamos intentando definirlo, sin ponernos de acuerdo… Entonces, si un alumno dice “el amor es concreto”, se equivoca, pues aunque todos podamos tener argumentos para defender nuestras teorías, eso no significa que todos tengamos razón.

Yo no he dicho que no tengan razón ni que todo el mundo la tenga. Yo he dicho que en esto no existe la razón, igual que creo que no existe en nada.
La única definición que existe de la vida es la propia vida. El lenguaje es limitado, y es limitado a unos niveles que cuanto más lo piensas, más te lo parecen. Y no creo que sea casualidad que te lo parezcan, porque… aunque una oveja sea una oveja, puede haber infinitas interpretaciones de una oveja: por ejemplo, que el pelo número 155 esté un grado más hacia la derecha que en otra oveja, o esté 1,0001 grados más a la derecha, y como los números son infinitos, ahí ya tienes infinitas posibilidades de ovejas [teniendo en cuenta que no hace falta que haya ejemplares reales así para que sean nombrados o imaginados, y ya hilando fino (aunque esto último no es necesario asimilarlo para esta conversación), para que existan: si se puede pensar, existe en el sentido no material de la palabra]. Por lo tanto, la única descripción de la realidad que existe es la propia realidad, y solo podemos acercarnos a ella mínimamente. Por lo tanto, el lenguaje siempre va a tener un margen de error. Lo que se busca es reducir ese margen de error, no ampliarlo.

Mi respuesta a esto es en cierto modo el inicio de toda la conversación, y es que en lo simple está la belleza. Y a veces las cosas son más simples de lo que parecen. Y que a veces, les damos muchos ornamentos e intentamos buscarle tres pies al gato, y en el fondo la base es muy simple.

No quiero que te ofenda, y de hecho no lo digo como algo malo bueno, lo digo como el error que es en mi opinión, porque yo creo que el concepto de “en lo simple está la belleza” es, me parece a mí, “acertar de casualidad”. Porque todo tiene unas razones muchísimo más complejas que hay que comprender. Y mira, ya que te estoy explicando esto, antes de que me lo preguntes, por eso me he puesto “cálido y calculador” como descripción en mi perfil de Instagram.
Porque, como ves, soy calculador. Pero no veo por qué eso se tiene que asociar siempre a ser frío (¿Sabes? La típica frase de “es una persona fría y calculadora”). Yo considero que soy calculador pero no frío, aunque puede que no excesivamente cálido.
Con esto lo que quiero decir es que ser calculador no es de por sí serlo excesivamente. Solo calcular no es una cosa enferma, digamos. Solamente es querer conocer la verdad… Tal como yo lo veo, ¿eh? Si tú ves que todo es simple, o que hay una sola cosa simple, pues me parece muy bien. Yo creo que no, y la prueba está en que, si miras a tu alrededor, no es así, y no todo tiene un denominador común, porque cada cosa es absolutamente diferente.
La única forma que a mí se me ocurre de analizar un objeto es partícula por partícula, explicando sus características, porque si “redondeas”, empiezas a utilizar palabras que engloban conjuntos de partículas (y menos mal que simplemente estamos hablando de estructuras). En cuanto dices, por ejemplo, “un tablero de corcho está compuesto de un […]” y decides no ir átomo por átomo, diciendo (aunque sea con cierto detalle) “está compuesto de un marco […]”… Vale. Ya has dicho “marco”. Ya la has cagado, porque “marco” es un concepto muy general y puede llevar a confusiones. Por eso digo que no se pueden reducir las cosas

“Cálido y calculador”. Es que lo de “calculador” se asocia con “frío” porque todas tus acciones son premeditadas y no te dejas llevar por tus emociones nunca. Por eso lo de “frío”, porque alguien cálido toma, a veces, decisiones no premeditadas, se deja llevar por impulsos, sentimientos hacia personas, etc.
Por eso lo de “frío”.

¿Cómo? Dentro de mis cálculos, yo considero los sentimientos. Los sentimientos no son un factor de decisión de segunda categoría. Lo que pasa es que estos no dejan de ser procesos químicos. Pero no por eso lo quito magia. De hecho, me encanta no entender todas las cosas, porque si no, no habría esa magia. Sin embargo, la magia no es más que las cosas que no conocemos.
Pero hasta ahora, el método que mejor me ha funcionado es valorar las cosas y pensar que todo es causa-efecto. No solo pensarlo, sino que lo es.

Volviendo a lo de “calculador” (esto es más difícil de lo que pensaba).
Ahora mismo no estoy hablando de ti, sino de la definición de “calculador” en general. La razón por la que se asocia con “frío” es que, aunque alguien calculador (por supuesto que) toma los sentimientos de los demás en cuenta, los incluye dentro…

¿Ves cómo es difícil? No puede ser simple.

“No puede ser simple”… ¡Ya sé que no puede ser simple! ¡Yo no digo que todo sea simple! Solo digo que algunas cosas son simples. Algunas, no todas.

Obviando la interrupción que he hecho. Lo que estás haciendo tú es definirme “calculador” para, acto seguido, decirme “se asocia con ‘frío’ porque” y volverme a dar la definición de “calculador”.

No te he entendido muy bien, pero a lo que yo te estaba intentando responder es a que tú digas que tomas los sentimientos de otra gente en cuenta, tras lo que alegas que no eres frío. La cosa está en que una persona calculadora, en general, los toma en cuenta pero como si fueran parte de una ecuación, como si todo fuera un problema de lógica, como si todo se rigiera por la lógica, cuando, desde el punto de vista de gente que no es calculadora, en principio, no todo es así. Hay veces en que todo es irracional o en que los sentimientos cuentan mucho más, escapándose a la lógica.
Esa es la diferencia entre un calculador, que lo toma todo como si fuera un problema, una ecuación, y alguien que no lo es. Aparte, calculador se suele asociar con maldad.

No sé si es fallo tuyo o mío, pero no te he entendido.
Creo que has dicho algo así como “vale, no me refiero a ti, pero [normalmente]” (no has dicho normalmente pero lo voy a meter entre corchetes) una persona que es calculadora va a tener todo en cuenta como si fuera una ecuación, etc., etc., y va a ser fría”. Bien, este es el mejor ejemplo que me podrías haber puesto de los errores a los que lleva etiquetar las cosas de forma general, y no ser precisamente calculador: Si llega a ser solo por la definición de “calculador”, tú asumirías que yo soy frío, porque no conoces mi caso particular, porque normalmente un calculador se asocia con frialdad.

A lo mejor es que “calculador” no es el adjetivo para ti, ya que implica cosas que tú no eres.

Por eso mismo hay que tener en cuenta más parámetros, y acotar la pregunta de (si queremos definir “calculador”) “¿Qué significa ‘calculador’?” Esa pregunta también está mal, a decir verdad. No es suficiente detallada. Querrás decir: “¿Qué significa, a fecha de hoy, a esta hora, para Miguel Pérez, la palabra ‘calculador’?”. A ver si me entiendes aunque no estés de acuerdo [aunque yo creo que el entendimiento completo es acuerdo].
Y ni siquiera así sería correcto: simplemente, las preguntas nunca se acotan lo suficiente, porque es imposible. Por eso asumimos una cierta relatividad como un mal menor, un mal necesario para comunicarnos.
Para mí, “calculador” sí que es una palabra que se ajusta a mí. Como te vuelvo a decir (y como tú has dicho antes con la palabra “amor”), tú no puedes decir que eso no es así, será tu opinión, pues para cada uno tendrá un significado.
Esto que acabo de decir no significa que lo sea, ni mucho menos. Sin embargo, para mí sí, al 100%. Bienvenida al mundo de la aceptación, como dije en el vídeo.

La pregunta no es qué significa para ti “calculador”, porque “calculador” es una palabra que tiene una definición acotada y significa eso. Aunque tú quisieras que significase otra cosa, lo cierto es que no lo hace. Aunque hay cosas que son subjetivas, como, por ejemplo, el amor, que dentro de su propia definición contempla subjetividad, “calculador” no lo hace.
De hecho, como cada uno tenemos nuestras ideas y pensamos de manera distinta, creamos el lenguaje, que lo que hace es englobar determinadas ideas dentro de palabras para que podamos utilizar esas palabras comunes, que son fijas (no podemos cambiarlas a nuestro antojo), e intentar comunicarnos los unos con los otros.
Entonces, “calculador” es lo que es. Si tú lo que quieres es expresar otra cosa, busca otra palabra, otro significado, pero no puedes cambiar el significado a “calculador” a tu antojo. Entonces, todas las palabras perderían sentido y cada uno intentaría buscarle el significado que para él es más conveniente y todo esto sería un caos. Por eso tenemos que usar convenciones, para poder entendernos.

Entiendo tu punto de vista, y, de hecho, es lo que yo pensaba hasta hace un tiempo. Más tarde me di cuenta de varias cosas.
La primera es que esa convención tiene una validez insignificante en el paradigma del universo. Lo que quiero decir con esto es ¿cómo que “calculador” tiene una definición, y que yo no puedo dar la mía (fíjate a qué punto ha llegado mi filosofía, que casi me ofende que me digas eso)? Te puedo decir lo mismo si quieres: “calculador” tiene una definición que es a su vez una convención que he hecho conmigo mismo, la persona más importante que va a haber en mi vida.
No quiero decir que me ame y que sea maravilloso. Tengo muchos defectos. Pero voy a vivir conmigo toda la vida, así que la convención la hago conmigo, muchas gracias por tu sugerencia.
La RAE no significa nada para mí. Es cierto que es muy útil a la hora de entenderse, pero, si pasamos a un nivel filosófico, tanto la lengua como la academia que trata de regularla no sirven de nada. La lengua tiene que servir por fuerza, porque es la única manera que tenemos que comunicarnos (comunicarse y lengua son casi lo mismo).
No sé si te das cuenta: ahora eres tú quien me está poniendo la frontera entre lo que puede ser subjetivo y lo que no. Ah, pues mira, yo la pongo en otro lado. ¿No te das cuenta de que siempre hay un margen de error?
Pues ante ese margen de error, mi filosofía dice “todas las palabras se pueden discutir y todo es discutible” porque no sabemos nada de la vida, y porque cualquier cosa en la que tu creas que hay una convención está dentro de un universo del que no sabemos nada.
(Se que lo de “yo mismo”, “la persona más importante de mi vida”, tal, ha sonado muy egocéntrico. Por favor, no lo entiendas así. Quiero simplemente que entiendas que uno vive en su cuerpo.)

¿Qué la lengua no sirve de nada?

Perdón. ¿Ves la importancia de acotar las frases? Quiero decir que la lengua no sirve de nada en comparación con todos los datos que existen. Porque la lengua está llena de incorrecciones y, como la propia frase con la que la he cagado y por la que me has dicho eso, nunca se dan los datos suficientes para entender el contexto y para no dar lugar a ambigüedades que pueden desembocar en errores.
Efectivamente. Si tú eres la persona más importante para ti mismo y tu único/principal objetivo en la vida (no digo que lo sea, pero pongámonos en situación) es tú contigo mismo y tus opiniones, haz lo que te dé la gana, deja de lado las convenciones y cuestiónate todas las cosas como quieras.
Pero en general (y probablemente para ti también) el sentido de las cosas es poder llegar a puntos en común con todo el mundo. Para mí lo importante es la comunicación con el resto de la gente. No lo que yo opino, sino lo que es lo mejor para entenderme con todo el mundo. Por eso, en su día, unos sabios se reunieron en una sala y dijeron “A ver, ‘calculador’. ¿Qué es? Pues esto, esto y esto.” Y ahora, te guste o no te guste, lo aceptas. ¿Por qué? Porque lo estás haciendo por un bien mayor. Si aceptamos que cada palabra tiene una definición acotada que no podemos cambiar a nuestro gusto (aunque nos gustara) es mucho más fácil comunicarse con todo el mundo. Porque ese es el objetivo final del lenguaje: nos sirve para comunicarnos con todo el mundo.

Sí, claro que es mucho más fácil comunicarse con todo el mundo. De hecho, es lo que hago: yo no voy por la calle haciendo oraciones de millones de palabras. Incluso cuando hablo de esto, me salto muchísimas cosas que luego tengo que explicar en un par de intervenciones más.
Como he dicho antes, lo práctico es asumir cierto margen de error en el lenguaje, cosa que hago. Pero si queremos descubrir la verdad, no podemos estancarnos en eso, no podemos pensar en la estadística, en “bueno, casi todo el mundo piensa así”.
Y otra cosa: no confundas que yo tenga mi propia teoría y crea que es la mejor (más que nada, porque es la mía; no porque yo mole, volvemos a lo mismo, sino porque es la conclusión a la que yo he llegado) con que yo sea individualista, no tiene nada que ver.
Mi propia teoría está basada también en las relaciones con los demás. Puede ser compatible con escuchar a los demás. Yo creo que es importante respetar a las personas.
Reitero: no relaciones tener una propia teoría con que esta sea individualista automáticamente.

Yo no hago esa relación.

De hecho, te voy a dar un ejemplo: yo contemplo la posibilidad, como ves, de hablar “normal” (no como hoy, pero sí en otros momentos) para poder entenderme con la gente. Según lo que tú estás entendiendo de mi teoría, debería decir “No, no, tú, ser inferior a mí, por favor, a mí me hablas acotando las preguntas y permitiendo mínimas dosis de subjetividad”. No, no. Parte de mi teoría supercalculadora es esa: que hay que entenderse con los demás.
Y te vuelvo a decir una cosa: ves el tema en el que estamos oscilando, ¿no? Las diferencias son mínimas, pero el tema da de sí para estas oraciones y un millón más. Todo esto es muy complejo y tiene un montón de matices que nos estamos saltando.
Probablemente haya una frase que pueda resumir estos audios, y es una frase que podría ir perfectamente a un libro de filosofía, ¿no? Pues bien, está todo mal. La gente muchas veces piensa que el máximo error que puede tener un resumen es que, como es menos, solo tenga parte de la verdad. No, no, es que al haber sido reducida, ya no es la verdad, y por lo tanto, está todo mal.
Perdóname, porque me acabo de dar cuenta de un error, y es que tú en ningún momento me has dicho que las cosas se puedan decir resumidas, sino que simplemente son simples. Simples, no un resumen hecho a partir de una carnicería de los datos.

Ya te digo que no creo que todo sea simple, solo algunas cosas. Otras no, otras son muy complejas, claro, pero algunas son simples. Eso es lo principal, porque a veces pareces dar por hecho que yo creo que todo es simple, y no es así.
Además, yo no creo que tu teoría sea individualista. Dije lo que dije porque hay un momento en que has dicho “me ofende que digas que ‘calculador’ tiene una definición, cuando yo te digo que “calculador” tiene una definición para mí, porque, al fin y al cabo, yo voy a ser la persona más importante que va a haber en mi vida, y entonces yo, para mí, aplico esta definición”: ese es un punto de vista en el que tú eres lo más importante. Desde mi punto de vista, lo más importante no soy yo. Es más: es todo el mundo. Es toda la gente con la que voy a hablar. Por eso, mi filosofía la baso en qué es lo mejor para comunicarme con toda esa gente, no qué es lo mejor para mí mismo. Creo que ahí está, básicamente, la diferencia entre tú y yo.
Ojo, y no por eso doy por hecho que seas egoísta ni nada. Lo único es que, digamos, basas todo en tu punto de vista, tu opinión. Y, claro, desde mi punto de vista: “Yo quiero ajustar todo a lo que yo pienso. Yo quiero que todo sea subjetivo a mi punto de vista, lo que me lleva a concluir que todo es subjetivo, porque como todos queremos ajustar todo a nuestro punto de vista, las convenciones son una chorrada, viva la subjetividad”. Pero… se me ha olvidado lo que quería decir.

Pero yo puedo considerar que “lo mejor para mí mismo” es sinónimo de “lo mejor para otra gente”. Quiero decir… Somos socialistas, ¿no? Busquemos un punto de apoyo. No, a ver, en serio. Aquí me viene muy bien mi teoría (lo aguanta todo), y no es porque sea simple, pero, por ejemplo, yo te puedo decir (y no es para salvar un argumento, sino que realmente lo pienso así): lo que soy yo…
Veo la necesidad de definirlo otra vez, porque creo que no lo has entendido, y normal que no lo entiendas, porque no estás en mi cabeza y no sabes qué está pasando en ella. “Ser yo” implica acciones, implica relaciones con los demás e implica seguir mis valores. Y mis valores, desde luego, son los de pensar en los demás y no solo en mí. Por lo tanto: ya sé que no crees que la teoría sea individualista, pero lo que me acabas de decir es que yo creo que lo más importante soy yo. Y sí, pero en tanto que “yo” significa y estoy formado por mis relaciones con los demás.
¿Ves? Hay que saber qué significa cada palabra. Si todos habláramos por las convenciones de las palabras, no te podría haber explicado esto, y no podrías entender nunca lo que yo te quería decir.

Así que sí, tienes razón en eso de que baso todo en mi punto de vista, pero podríamos decir que “has tenido suerte” porque mi punto de vista tiene en cuenta el de los demás. Una cosa no anula la otra.

¡Todo lo contrario! Gracias a que existen convenciones de palabras me has podido explicar lo que me has explicado. Si cada palabra que usaras no tuviese un significado común que tú y yo entendiéramos, sería imposible que me comunicases nada. Porque si tú usases una palabra con el significado que es para ti, para mí sería imposible comprenderte, porque esa palabra, para mí, tendría otro significado. ¿Ves?

Sí, sí, pero tú no sabes la cantidad de errores que he cometido y la cantidad de información que se ha perdido por el camino mientras te contaba esto. Por eso te digo (y te lo he dicho antes) que sí sirve: sirve como un medio de información (y de hecho es el único que tenemos, la lengua), pero muy imperfecto.
Si no fuera imperfecto, no tendríamos que explicar nada. Diríamos: “vida” y ya está, ahí está todo. La perfección.
Cada audio que tengo que hacer, y que tú tienes que hacer, explicando lo anterior, es porque las palabras eran imperfectas y las tenías que acotar. ¿Cómo? Dando otras palabras, hasta que tu mente llegue a la conclusión (por medio de una deducción que puede ser incorrecta, porque yo no sé lo que hay en tu cabeza cuando te lo explico, y tú, imagino, tampoco sabrás lo que hay en la mía).
Si las palabras fueran perfectas y todos llegáramos a la misma conclusión, no habría ningún conflicto. No habría que hablar.

Aquí nadie ha dicho que el lenguaje sea perfecto. Yo no creo que el lenguaje sea perfecto. Pero eso no quiere decir… Como tú mismo has dicho, el lenguaje es lo único que tenemos. Por eso, tenemos que respetarlo. Y aunque nos gustaría adecuar cada palabra a lo que es más conveniente para nosotros, no podemos hacerlo porque, entonces, a la gente con la que vamos a hablar le va a resultar mucho más difícil entendernos.
Y es por eso por lo que hay que respetar la definición de “calculador”. Y si a ti te parece que “calculador” no expresa todo lo que quieres que exprese, pues le pones adjetivos, le das una explicación, añades más palabras hasta que estés satisfecho. Pero lo que yo no creo que puedas hacer es decir “no, mira, es que ahora va a significar esto otro, que para mí es más conveniente”, porque entonces nadie te va a entender (a lo mejor alguno sí, pero en general no).

Vale, pero no somos lacayos al servicio de la lengua, ¿no? Podemos hablar a niveles más elevados. Cuando te quiera dar una información en la que no importa no ser exacto, me parece correcto. Pero si realmente quieres que mienta y que te diga una palabra que para mí no significa eso, ¿para quién lo tengo que hacer?
Si estamos hablando a nivel filosófico, necesito explicarte las palabras. De hecho, no me lo estoy inventando para favorecerme: si no me favorece, coincide que es así y punto. Pero yo tengo mi propia opinión de las palabras (que insisto, solo utilizo en este tipo de conversaciones: contigo y hoy, prácticamente). Además, es que te la he explicado. Como ves, no hemos tenido tantas dificultades de comunicación, porque te he explicado lo que para mí significa “calculador”. ¡Ya está, no pasa nada! Sí, le he cambiado la definición a la palabra (por cierto, ninguno de los dos ha mirado la definición en la RAE, pero bueno), pero a la vez, te he explicado lo que significa para mí, así que ya está. Volvemos a lo mismo: acotar la pregunta. Y si, por lo que sea, tenemos una conversación en la que hay que hablar de la palabra “calculador” todo el rato, cuando quieras referirte a mi definición dices “calculador según tú” y cuando quieras referirte a la tuya dices “calculador según yo”. Y ya está.
Si no tengo la opción de coger una palabra y explicarte lo que significa para mí, ¿cómo me refiero a esa realidad? Tendré que utilizar palabras, no tengo otro sistema. Qué hago, ¿pego un salto cada vez que quiera referirme a eso?

Yo busqué la definición de “calculador”, pero como la conversación seguía no quise interrumpir.
Bueno, la verdad es que ahora entiendo mejor tu punto de vista, cosa que antes me era más difícil. La verdad es que es muy bonito, porque los argumentos que tú me dices me sirven a mí misma para plantearme cosas y luego tener mis propios argumentos. Pero bueno, la cosa es que… efectivamente: si cada uno pudiéramos definir lo que es una palabra según lo que nosotros creemos, yo te diría cuando hablo “mira, voy a utilizar ‘calculador’ como Miguel”. Y ahora viene otro y dice “no, no, pero es que para mí ‘calculador’ es esto”. Imagínate. Gente diciendo: “sí, bueno, yo es que soy calculador pero… Espera un segundo, voy a mirar en la lista… Ah, sí, según Pepito Grillo”. Y luego un político, por ejemplo, dando un discurso, dice “bueno, es que ‘calculador’ según Josefa”, hala, pues todos a mirar la definición. ¡Sería un caos! Por eso, si tú lo que necesitas es expresar una realidad, solo tienes estas palabras que hemos creado los humanos, pero les puedes aplicar adjetivos, matizar… Por eso existen tantos adjetivos, adverbios y todo esto. Pero lo que yo creo que no puedes hacer es cambiar la definición en sí misma de una palabra.
Ahora entiendo tu problema.
Y es tentador, ¿eh?

Que no estoy cambiando la definición. Estoy diciendo cuál es la mía, y ya está. No la voy a imponer sobre la tuya. Y sobre eso que has dicho al principio de que llegue alguien y diga “no, no, es que para mí es esta cosa”, “no, no, para mí esta otra”… Es que no va a haber ningún conflicto. No va a haber ni “no, no”, porque si para ti es otra cosa, vale. Explícamelo y yo encantado de saberlo. Y no, no va a haber un listado de 7.000 millones de personas [sería saber qué piensa cada uno si quiere expresarlo].
De todas maneras, yo no estoy diciendo que esto tenga una aplicación práctica: yo estoy diciendo que la verdad es esa. Por lo menos desde mi punto de vista. Y voy a dejar de decir “desde mi punto de vista” porque siempre que hablo, quiera o no, es desde mi punto de vista.
No es por ser pelota, pero nunca había discutido con alguien que me lo pusiera tan difícil, y mira que de estas cosas discuto a veces con Andrés [otro amigo], ¿eh?, y el tío da la vara hasta el último momento. Pero nunca había llegado a esto. Me alegro mucho por ello, y de que entiendas lo que hay en mi cabeza (porque por lo que has dicho parece que lo entiendes).Y de ser uno en el mundo a ser dos (aunque no lo compartas o no lo apliques, por lo menos que lo entiendas)…
Siguiendo con el tema, ¿por qué dices que es tentador? Porque yo soy consciente de que mi filosofía es cómodo, aunque no por ello la desvalorizo

Respecto a las definiciones: si estás diciendo cuál es la tuya y no coincide con la real la estás cambiando.

No, porque eso que estoy diciendo ya pasa a ser una parte de la realidad. No se superpone.
Corresponde a la parte de la realidad según Miguel. Ya está, no estoy superponiéndola a la otra. Es tan real como lo otro. Y la prueba es, vuelvo a decirte, que lo estoy diciendo. Entonces ya está, ya es real. Luego, puede no corresponderse en algún sentido, aunque todavía no entiendo cómo no se puede corresponder. Yo lo veo así de claro.

Menos mal que no quieres ser pelota [risas]. No, pero te entiendo, sé lo que quieres decir. Y está muy bien, porque cada amigo te aporta algo. Por ejemplo a veces tengo conversaciones filosóficas con gente, pero nunca de este estilo, ¿sabes? Entonces, yo también me alegro mucho de que estemos discutiendo sobre… es que ya no sé ni lo que discutimos, porque al principio hablabas de que si la simpleza, que si luego “calculador”… ¿Cuántos minutos hemos pasado hablando de lo que significa la palabra “calculador”?
Ahora te diré por qué es tentadora tu filosofía: porque si pudiéramos adaptar los significados de las palabras a lo que nosotros quisiéramos, todo sería mucho más fácil. Yo te podría decir que una palabra para mí es algo y podría modificar todo a mi antojo y sería mucho más cómodo para mí. Pero sería mucho más complicado explicárselo a todo el mundo, porque con cada palabra a la que diera un significado diferente, tendría que explicarlo. ¡A toda la gente con la que hablo!
No es una filosofía práctica para hablar con todo el mundo. Por eso creo que no podemos cambiar las definiciones de las palabras, aunque sea tentador hacerlo.

Volvemos a lo mismo: vale, sería mucho más complicado. Pero la verdad es esa. Y vuelvo a rescatar la hemeroteca: no tiene aplicación práctica, no hablo así normalmente, dentro de mi teoría entra la posibilidad de entender a los demás y hablarles de forma que me entiendan (y esperar que ellos también), pero… pues eso, el lenguaje no se corresponde con la realidad. Apenas.
Volviendo a lo primero que he dicho en esta intervención: “Volvemos a lo mismo: vale, sería mucho más complicado. Pero la verdad es esa.”… Por tanto, ¡la verdad es complicada! [Lo que yo decía al principio de todo.] Todo encaja.

“La verdad es esa”. ¿Esa cuál? ¿Qué te gustaría cambiar la definición de las palabras a tu antojo? Eso no te digo yo que no sea verdad. Lo que te digo yo es que no es plausible. No podemos hacerlo. Cuando hablemos, no podemos decir “no, mira, es que esa definición de ‘calculador’ está mal”, porque no lo está (me refiero a la de la RAE).
El lenguaje es complejo, eso no te lo niego, pero créeme, hay cosas que son simples, como lo de las ovejas. Una oveja es una oveja. Tú puedes decir “es que una oveja tiene los pelos blablablá”… Que sí, que sí. Sigue siendo una oveja. Eso es simple.

Que-no-estoy-diciendo-nada-de-cambiarlo.
Precisamente, como no se puede cambiar, eso deja en evidencia la pobreza del lenguaje: no da para más.
Y sí, cuando dices “una oveja es una oveja”… claro. Sí, eso es muy fácil. Quiero decir, claro que tienes razón. Digamos que no te la estás jugando. Y ahora, ¿puedes pasar a describirme lo que es? Seguro que salen otros millones de audios por el camino. Porque claro, “es” significa igualdad. Y si dices dos cosas iguales a los lados, claro. “Oveja es oveja”. Sí, sí. No, si es que tienes razón ahí.


[La hora, tardía, hace que me vaya a dormir y la discusión termine.]
Si has llegado hasta aquí después de leerlo todo, supongo que eres suficiente resistente como para no marcharte sin expresar tu parecer al respecto. ¿Quieres opinar? Solo comenta, estaré encantado.

15/4/17

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Mitin para un republicano promedio

"Feliz día de la República. 
No de la venganza.
No del revanchismo. 
No del odio. 
No del mal ejemplo.
No de los dos bandos.
No de las guerras.
No de repetir errores.
De la República."


Resultado de imagen de bandera blanca

Esto fue lo que publiqué ayer, día de la República, en una red social, sin explicar mucho más mi postura. Fue por pereza. Pero un comentario (que no colgaré sin su permiso) me hizo tener que aclararlo, y creo que puede ser interesante la respuesta a la que llegué.

"En primer lugar, colgar una bandera blanca no significa dejar de permitir a nadie que disfrute lo que quiera disfrutar: eso de “si no estás conmigo, estás contra mí” no es cosa de la bandera blanca.
En segundo lugar, yo soy el primero que disfruta con la sola visión de una bandera republicana, pero no porque la lucha de este bando en la Guerra Civil legitime la República, sino porque frente a Primo de Rivera y Franco, el 31 fue un gran esfuerzo por progresar como sociedad, y ojalá hubiera prosperado. Pero ¿sabes por qué no prosperó? Por los republicanos. Su ceguera, sus ansias de “republicanizar” todo, sin buscar el consenso, sin buscar un equilibrio sobre el que trabajar, cavaron su propia tumba. Bajo los efectos de la ilusión, los eslóganes y la facilidad para el movimiento que caracterizan a la izquierda, más aún cuando se está rodeado de camaradas pro-causa, olvidaron que progresar también implica negociar y buscar consenso y solución a los problemas que emanan y de los que emanan las diversas posturas e ideologías.
Todos estos errores son muy del Siglo XX, y son comprensibles. También es comprensible (y quiero dejar claro que para mí, comprensión no es igual a justificación; puedo comprender hasta el terrorismo y sigue siendo una lacra) que aún hoy cada 14 de Abril surja un orgullo y un amor por la bandera tricolor, por lo que pudo haber sido y no fue. Yo también lo siento. Sin embargo, esta reminiscencia va demasiadas veces acompañada de un tono de nostalgia y belicismo que no ha provocado sino dolor  a lo largo de la Historia. “Ojo por ojo y el mundo se quedará ciego”, dijo Gandhi: no hay guerra que justifique sacar viejos fantasmas y enorgullecerse de haberse hecho uno a sí mismo sentir odio hacia los borbones, odio hacia la derecha, odio hacia… Anda, qué Siglo XX suena esto de nuevo. ¿Lo ves?
Supongo que, en una discusión sobre esto con otro republicano, sostendría que no quiere guerra, o que solo son eslóganes (de los cuales estoy muy en contra, pues las generalizaciones son peligrosas y nos privan de nuestro pensamiento individual), que realmente no quieren favorecer o crear un enfrentamiento real. Pero la bandera tricolor lo creó y lo seguirá creando por muy bonita que sea la causa, y por muy bonita que pueda ser la bandera tras tenerla lo suficiente vista.
Y ¿sabes? En realidad, solo es un color. Yo cuelgo esta bandera blanca en lo que es un esfuerzo muy grande por ir un paso más allá de los ideales de la República. Lo que le faltó. Reiterando lo primero que dije, no coarto tu libertad de enseñar la tricolor por colgar la blanca. Y si crees eso, es que no entiendes lo siguiente: una opinión, por definición, va a estar enfrentada con otra que sea diferente, aunque ligeramente, en cuanto varíe una de sus partes.
Mi opinión es la de no despertar rechazo, la de declarar el son de paz ante todo, y la de todo lo que he dicho a lo largo del texto. ¿Todo esto cabe en una bandera republicana? ¿Todo esto se da por supuesto cuando Alberto Garzón o cualquier otro líder o seguidor publica tal bandera? Me temo que no. Y me temo que no se da por supuesto porque esta reflexión no la hace nadie. Y si realmente esta opinión pudiera ser, en la teoría, sostenida a través de la bandera republicana, los prejuicios que la rodean (que tanto tiene la derecha como la izquierda) impedirían ver la verdad que trata de ser expresada en la práctica. 
La bandera blanca sí que puede contener todo. Así que, digamos, siento que si yo no me “aguanto” y muestro a los demás que el consenso va por delante, nadie más lo hará. Así que… ya lo hago yo. Otros, mientras, recordarán con extraño orgullo cómo algunos morían en la Guerra Civil."