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30/11/19

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Homo Exterminatore

Con el acrecentamiento de la preocupación de la opinión pública por la delicada salud del planeta, son múltiples las voces que se manifiestan y piden un enderezamiento de la situación. Hasta ahí no tengo nada que reprochar. ¿Quién podría hacerlo?
Sin embargo, dentro de estas personas, es una proporción importante -y lo he comprobado de primera mano asistiendo a algunas protestas de organizaciones como Fridays For Future- la que proclama consignas contra "el capitalismo salvaje" y, en algunos casos -no mayoritarios, pero ¿cuándo fue necesaria una mayoría para influir en la opinión pública y el rumbo de la sociedad?-, por su derrocamiento y sustitución por un sistema socialista. Muchos comunistas están encontrando en el ecologismo un chivo expiatorios para hacerse ver como necesarios, por el mero hecho de ser antagonistas del capitalismo, durante cuyo reinado el planeta se ha degradado. Me gustaría dar mi opinión sobre esto.

Si bien imagino que quienes suscriben ideas de este tipo no pueden ser más bienintencionados -al menos, en su mayoría-, debo expresar mi desacuerdo por dos puntos esenciales:

1. Ahora mismo, una revolución comunista provocaría instantáneamente una guerra civil y otras tantas de más tipos, y esto llevaría a una carrera armamentística y una serie de enfrentamientos, descarga de munición y metralla que resultarían perjudiciales, si no devastadores, para el planeta. Múltiples estudios afirman una idea ya intuitiva de por sí: que las guerras son muy contaminantes.
En esta situación de enfrentamiento, cada bando estaría centrado en producir todo lo necesario para ganar la contienda, y el medio ambiente sería lo último en que se pensaría. De ello podemos deducir que no se cumplirían los plazos que pide el IPCC -panel de cientos de expertos internacionales en cambio climático, dependiente de la ONU-: 45% menos de emisiones en 2030 y cero emisiones en 2050.

2. En caso de un triunfo mágico de la revolución que no aumentara las emisiones para 2030, se establecería un sistema que buscaría de igual modo la máxima productividad, solo que con otro tipo de organización.
  • Si este sistema fuera el imperante en el mundo, lo tendría mucho más sencillo para crecer y aumentar su producción para alimentar a su población y demás cosas. 
  • Si estuviera compitiendo con otros porque solo hubiera triunfado en parte del mundo, no podría permitirse tener menos productividad que el resto, porque su sistema político estaría en peligro.

Y, al igual que las empresas pueden sacrificar, si así lo predisponen las circunstancias, todo bien común, y, por supuesto, el medio ambiente, en búsqueda de un beneficio, los Estados, buscando la máxima producción -alimentos, comercio, transporte, energía, etc.-, también lo harían.

En fin.
El análisis que hacen las personas que he descrito en el primer párrafo me parece muy acertado. Es cierto que vivimos en un sistema muy productivo, pero en pos del planeta y su capacidad de generar -y regenerar- recursos, en constante decrecimiento, y que agotamos cada vez antes de que termine el año.
Pero sí les pediría que se preguntaran hasta qué punto la alternativa que plantean frente a eso es realmente una solución, teniendo en cuenta tanto el resultado como todo el proceso que habría que pasar de por medio, ahora que, precisamente, no nos podemos permitir flaquear.
Si queréis un ejemplo de hasta qué punto un sistema sólo busca ser productivo en detrimento de todo lo necesario -no se convierten en buenas personas sólo por vivir en otro sistema político/económico-, lo tenéis en Chernóbil: estaba en la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, y explotó igualmente. Los soviéticos también necesitan energía. Huelga desglosar los efectos de esta explosión: desalojo de un pueblo completo y su entorno, consecuencias terribles para el medio ambiente, fauna y flora mutadas y extendiéndose por la zona.
Puede a alguien le canse ya el repetitivo argumento de Chernóbil. No pasa nada: tengo más. No son pocos los estudios que corroboran que los seres humanos llevan milenios cambiando el clima de la Tierra. Llevamos haciéndolo desde cuando aún es pretencioso siquiera llamar "sistema económico", o "político" el contexto en que vivían y bajo el cual actuaban.
El título y subtítulo de la noticia rezan así:

«El hombre cambia el clima de la Tierra desde hace milenios
Un estudio masivo ha dibujado un mapa global de usos del suelo desde hace 10.000 años. Los resultados indican que la profunda transformación humana del planeta comenzó antes de lo que se pensaba»

El Ser humano cambia el clima meramente existiendo. Simplemente, y por desgracia, lo hacemos mejor ahora. No hay que buscar las causas más allá de nosotros mismos.

Concluyendo ya:

El capitalismo actual -no puro- es un sistema que permite lograr el mismo fin que plantean otros pero con medios demostradamente más eficientes: sostener la vida de miles de millones de personas, avanzar en la industrialización, la generación de energía, el crecimiento demográfico, el aumento de la esperanza de vida, de las cifras de producción, de la investigación científica, etc. El problema no está en los medios, sino en el fin, sumado a la superpoblación del planeta. Nuestro sistema solo es culpable de "ser demasiado bueno" a la hora de cumplir sus fines, que, reitero, son el verdadero embolado.

Si la economía se regulara absolutamente desde cada gobierno estatal, ninguno de ellos se abstendría de crecer todo lo que fuera necesario a costa del planeta y las personas. Porque cambiar el sistema no hace que las personas sean más benévolas, más conscientes ni más largoplacistas.

Ahora bien. Se podría aducir que en esta entrada no aporto ninguna solución, y, aunque lo intentaré, a grandes rasgos, más adelante, he de decir -como digo al menos 3 o 4 veces por debate- que no disponer de una solución no me invalida para ver un problema. Hay que dejar de entender el "no lo sé" como una derrota. La carga de la prueba recae en quienes señalan, con argumentos, la ineficiencia de una mal llamada "solución", sino en quienes la presentan como tal.
Aunque no es el objetivo de este post, voy a dar algunas pinceladas respecto a lo que creo que deberíamos hacer como Humanidad si queremos que los hijos continúen viviendo mejor que los padres.

  • Deberíamos tratar de realizar la mayor cantidad de acciones individuales que nuestro contexto nos permita.
  • Los Estados y las empresas deben acelerar su transición a las renovables, su descarbonización y su reutilización de los recursos.
  • Quienes tomen decisiones deben saber que el planeta es un factor económico más, y que todo lo que hemos dado por hecho durante siglos podría ser difícil de obtener si seguimos así. Hemos de tener en cuenta la huella ecológica en la ecuación, concretamente como gasto, frente a los beneficios obtenidos a corto plazo de cualquier acción con tal huella.
Desgraciadamente, dudo que estas cosas vayan a hacerse mientras vivamos alrededor de 70 años y tengamos cerebro de cazadores-recolectores, mientras nuestra psicología más arraigada siga haciéndonos querer más y mejor siempre y ahora, y agrupándonos en grupos que sostienen ideologías que, en el fondo, sabemos estériles para mejorar la situación.
Está en manos del destino -y para quienes no crean en él, está en vuestras manos- que el Homo Sapiens haga honor a su nombre y se salve a sí mismo, aunque esto implique tomar decisiones antiintuitivas.
Esta en juego que no pasemos a la Historia, una historia que nadie podrá contar -y casi que afortunadamente-, como Homo Exterminatore.


As17 148 22727

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