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26/2/22

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¿Existe el patriarcado?

I. Introducción

 

De un tiempo a esta parte, tenemos mucha legislación con perspectiva feminista, y esta sigue en aumento. Esta legislación decide en qué condiciones podemos trabajar, qué plazas se nos favorecen o desfavorecen, cuánto tiempo vamos a la cárcel y por qué delito, cómo se reparten las custodias y otras cuestiones muy importantes y delicadas.

 

Por otra parte, mucha legislación feminista se realiza con base en la existencia de un patriarcado, que definiremos escueta y esencialmente como “conjunto de ideas, mayormente subconscientes, presentes en los individuos de una sociedad patriarcal, que generan al aplicarse ciertas estadísticas sociales (tipos de violencia sufrida, distribución en el mundo laboral, etc.)”.

 

Sin embargo, y asumiendo que estas estadísticas de nuestra sociedad se quieran corregir, para legislar con efectividad con base en las características del patriarcado será requisito la existencia misma del patriarcado, ya que, si no, estaremos observando una realidad  estadística debida a otras causas, y será necesario replantearse estas causas y, en su caso, las nuevas medidas a tomar.

 

II. Falsas demostraciones

 

La cuestión es que el patriarcado, tal como lo hemos definido, es imposible de probar por medio del argumento generalizado con el que se asume su existencia diariamente. Vamos a presentar ese argumento de forma simplificada:

 

1.     A existe y se define por llevar a B. (2 asunciones no probadas)

2.     B existe. (Hecho cierto)

3.     Por tanto, A debe existir. (Demostración falaz)

 

O lo que es lo mismo:

 

1.     El patriarcado existe y se define por causar determinadas creencias, violaciones a mujeres, asesinatos de mujeres, etc.

2.     Existen esas creencias, violaciones a mujeres y asesinatos de mujeres.

3.     Por tanto, el patriarcado existe.

 

Nótese que el patriarcado no ha quedado probado con este razonamiento.

 

Ahora bien, también se puede conceder que, si el patriarcado es sinónimo exacto de una situación, y esta situación existe, el patriarcado existe sin que esto tenga ninguna consecuencia, significado ni relevancia. Pero ¿qué utilidad tendría eso? Eso es tal como decir “si hace Sol, los gamusinos existen” y, simplemente, asumir que el principio y final de la definición de gamusino es “aquello que existe si hace Sol”, sin ninguna implicación en el mundo físico… ni legal. Evidentemente, este es un debate estéril, un ejercicio dialéctico.

 

La clave está, por tanto, en quien aprovecha la oportunidad de demostrar falazmente A para adosarle en su definición de partida una serie de características adicionales constitutivas, de modo que, al quedar A falsamente probado, también quedarán igual de falsamente probadas estas características, ahorrándose el mal trago de tener que probarlas por separado. Probemos a reiterar la línea de razonamiento, esta vez añadiendo una característica más: la exclusividad.

 

1.     A existe y se define por llevar a B, que no existiría sin A. (3 asunciones no probadas)

2.     B existe. (Hecho cierto)

3.     Por tanto, A debe existir, y B existe únicamente por A. (3 demostraciones falaces)

 

O lo que es lo mismo:

 

1.     El patriarcado existe y se define por causar determinadas creencias, violaciones a mujeres, asesinatos de mujeres, etc. Nada más podría causarlo.

2.     Existen esas creencias, violaciones a mujeres y asesinatos de mujeres.

3.     Por tanto, el patriarcado existe, y esas creencias, violaciones a mujeres y asesinatos de mujeres existen únicamente por el patriarcado.

 

También se pueden adosar a la primera línea otras asunciones no demostrables. Aquí un ejemplo con el subconsciente:

 

1.     A existe y se define por llevar a B debido a C. (3 asunciones no probadas)

2.     B existe. (Hecho cierto)

3.     Por tanto, A debe existir y B se debe a C. (3 demostraciones falaces)

 

O lo que es lo mismo:

 

1.     El patriarcado existe y se define por causar determinadas creencias, violaciones a mujeres y asesinatos de mujeres debido a un sentimiento subconsciente de superioridad en los hombres, exclusivamente cultural y “desaprendible”.

2.     Existen esas creencias, violaciones de mujeres y asesinatos de mujeres.

3.     Por tanto, el patriarcado existe, y sus consecuencias se deben a un sentimiento subconsciente de superioridad en los hombres exclusivamente cultural y “desaprendible”.

Nótese que incluir la presencia del patriarcado dentro del subconsciente colectivo en la propia definición del patriarcado evita tener que demostrar esa creencia, e incluso se impone sobre millones de personas que nieguen tenerla. Todo ello falazmente, por supuesto.

 

III. Comparación con la existencia de Dios

 

Como he dicho, por la propia naturaleza del supuesto patriarcado, que residiría en el subconsciente, y por todo lo anterior, es imposible probar su existencia y, por tanto, asumir sus características; del mismo modo en que probar la existencia y, en consecuencia, los mandamientos de un Dios sobrehumano, no está al alcance de los humanos. Por poner un ejemplo de esto último:

 

1.     Dios existe y se define por su bondad

2.     Mi hijo ha sobrevivido a una peligrosa cirugía el año pasado

3.     Por tanto, Dios existe

 

Pongamos ahora que el hijo no se salvó:

 

1.     Dios existe y se define por lo inexplicable de sus obras

2.     Mi hijo murió en una cirugía el año pasado

3.     Por tanto, Dios existe

 

La falsedad de esta demostración queda expuesta por dos hechos:

 

1.     Que es aparentemente posible demostrarlo con dos hechos contradictorios

2.     Que existen otras explicaciones de mucha mayor credibilidad (como la aplicación de la medicina o la mala praxis).

 

IV. Moral

 

En ambos casos, sólo queda la fe y el seguir intentándolo por otras vías; y en ambos casos no es culpa del creyente no poder demostrar algo que, por qué no, podría ser cierto.

 

Lo que sí es culpa del creyente es someter a los demás a las consecuencias de su creencia. La mayoría de nosotros vería mal que un religioso nos sometiera a los agnósticos al voto de pobreza o castidad, o a los diez mandamientos, sólo para placer a su Dios, cuya existencia no ha demostrado. También con cualquier otro fenómeno similar se estaría cometiendo un grave error desde dos puntos de vista morales básicos, y volvamos a las categorías del razonamiento sobre el patriarcado:

 

Moral consecuencialista. Aquella que establece que obrar está bien si favorece un resultado, en definitiva, que el fin justifica los medios. Si B no se debiera a A, por mucho que se pretendiera atacar a C (la supuesta causa de A contenida en su misma definición), ni B ni A (de existir) cesarían. Por tanto, someter al resto a tu creencia habría causado daño al retraer recursos y tiempo de la lucha contra B, y aún más: asumiendo y esperanzando a otros en que B se puede eliminar de un modo que en realidad no lo hace (lo cual no significa que no se pueda eliminar, sino que no es seguro que sí, debido a que tu seguridad reposaba en un argumento falso). Y así es como las cifras de violencia de género permanecen inalteradas tras años de lucha contra su falso origen.

 

Moral deontológica. Aquella que establece que obrar está bien si obedece a ciertas obligaciones o respeta ciertas prohibiciones predefinidas (por ejemplo, dar el mismo trato legal a cada persona independientemente de su género ante el mismo hecho). Si se considera, por ejemplo, que eliminar C (de existir) reducirá B, y eso pasa por un trato desigual ante la ley; y si efectivamente C no era la causa de A o ni siquiera existe; someter al resto a tu creencia habrá causado un daño desde la perspectiva de una moral deontológica (vulnerando sus principios) para ni siquiera obtener (por culpa de la falsedad de tus teorías) resultado positivo alguno.

 

V. Conclusión

 

Visto todo lo comentado hasta ahora, resulta más sencillo entender por qué grandes sectores del feminismo ignoran o silencian los abundantes estudios de criminología que achacan causas comunes a la violencia dentro de la pareja, independientemente del género; o por qué se ignoran las sobradas pruebas de diferencias generales de intereses según el sexo biológico en recién nacidos aún no influenciados por la cultura.

Pero mucho cuidado con aplicar morales acientíficas e irracionales a los demás, porque aunque no todo el mundo se moleste en exponer tan detalladamente la trampa, todos lo sufrimos y nos acabamos dando cuenta; incluso quienes han querido conformar su vida, su personalidad o su discurso sobre una gran quimera, mientras el mundo permanece igual de patriarcalizado.

 

ABC de perspectiva de género: el patriarcado