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18/2/14

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Corcheas



Existe un lugar en el mundo donde el tiempo se para. Un lugar que se camufla por fuera y destaca por dentro. Un lugar perdido entre los pisos y casas de Campuzano.
Es el Conservatorio de Música de Torrelavega, físicamente ubicado en un antiguo colegio de Primaria. Desde que se cambió el exámen por la "nota", alrededor de aquel cubo de ladrillos ha ido naciendo un aura, en el que la música no para, expendida de las ventanas abiertas para caer a la carretera circundante y a los oídos de los transeúntes.
Pasando la verja y la puerta, está el hall de entrada, donde una puerta lleva al Salón de actos. Pequeño, sencillo, cálido y reducido por el pilar central, es un problema para la vista pero no realmente para el oído, que se puede deleitar algún Sábado en los ensayos de la orquesta.

Cojamos ahora un chocolate en la máquina del Hall y subamos a la segunda planta, administrativa. Encontraremos, entre diario, un mar de alumnos (con incluso corrientes) que vienen de y van en todas direcciones.
Por las mañanas, podrás encontrar un hombre que sube y baja escaleras, pegando carteles, quitando chinchetas, abriendo y cerrando puertas. Es el conserje.
Por las tardes, otra persona más tranquila oscila entre el portátil y la fotocopiadora. Es la conserje.

En la tercera planta, y obviando el milenario cartel "está prohibido el acceso de padres", aparece el verdadero alma del centro: los alumnos en sus clases, atendiendo, cantando, oyendo y escuchando. Los profesores, algunos pianistas en sus ratos libres, creando eventos, formando concursos para mantener la música en los oídos de sus pupilos.
Mucho trabajo, trabajo duro pero agradable. De días a meses preparando audiciones para el Salón, en (a veces) agobiantemente pequeñas aulas de corcho.
Pasando al nivel alto, largos ensayos matutinos, siendo voluntad de todos quedar un Sábado para ensayar un puñado de obras que llevar, orgullosos, al máximo centro cultural de nuestra ciudad: el Teatro Conchaespina.

El conservatorio sigue, una década después, expandiéndose entre ciclo y ciclo de trabajo y recompensa. Formándose un nombre, luciendo su talento, haciendo sonar la música en Torrelavega.

Y todo esto en nuestras agobiantemente pequeñas aulas de corcho.

2 comentarios:

  1. Hola Miguel: Muy "chuli", ¿se lo has pasado a David "el boss" del Conservatorio?. Si tú no te atreves yo se lo mando, para que vean que sus esfuerzos "calan" en sus pupilos. Pero,...... hay un pequeño despiste que debes cambiar: Donde dice "Teatro Conchaespina" .... debe decir "Teatro Concha Espina".
    Muy bien, si no triunfas en la música, siempre te quedará la literatura........y, quién sabe, a lo mejor triunfas en las dos!!!!. Un beso.

    Tu tía preferida

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    Respuestas
    1. ¡Ese sería un buen final!
      Pues si se lo quieres mandar, me parecería muy bien.

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