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23/9/13

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Grafeno vs casette

La última novedad tecnológica (esto crece a una velocidad exponencial) es el grafeno. Un material descubierto por casualidad, que parece que nos ha puesto la naturaleza para echarnos un cable. Si no le conoces aún, te dejo un vídeo de lo que podrá hacer, supuestamente dentro de unos 50 años. Te recomiendo verle para seguir leyendo, al menos un poco:


Sus propiedades son asombrosas:

  • Es el material más fino del mundo (tiene un átomo de ancho).
  • Es flexible.
  • Ultraligero.
  • Sin embargo, es más resistente que el diamante.
  • Es impermeable.
  • Se regenera si se rompe, solo con estar en el aire.
  • Es transparente.
  • Absorbe la energía solar mucho más rápido que los paneles.
  • Es biocompatible y biodegradable, no tiene efectos nocivos en la salud.
  • Baterías que durarían una semana.
  • Apenas se calienta al conducir electricidad, y por cierto, conduce muy bien.
  • Posibles usos médicos.
Y por si esto fuera poco, abunda muchísimo en el mundo. ¿Qué más se puede pedir?

En definitiva, un material que, opino, podría dar a tiempo la reforma que necesita el mundo, si la crisis o el calentamiento global no terminan de cargárselo antes.

Sin embargo, yo soy muy escéptico, y no he dejado de tener mis dudas, sobre todo ante el vídeo anterior según el cual, incluso la cucharilla del azúcar te dirá la hora. Y a mí no gusta saber la hora mientras desayuno. Me gusta correr la cortina de la habitación y ver por mí mismo cómo está el cielo hoy (para la temperatura tengo a mi madre). Me gusta que la puerta del coche se trabe por fuera al ir a clase y dar las gracias cuando me la abren, es una buena forma de empezar la conversación de la mañana.
En clase, me encanta leer los mensajes que varias generaciones han grabado a compás en mi pupitre de aglomerado verde claro.
Terminar la clase y bajar andando a casa, a solas con mis pensamientos, si el calor no me impide pensar (depende del día)
Esperando al autobús, charlar con la señora de al lado, que, afortunadamente, en el 2013, no está ocupada en una videoconferencia.

Por que que sí, el grafeno está muy bien, pero de vez en cuando apetece ponerse un buen disco en el radiocasete, espatarrarse en un sofá y hojear una página al azar del próximo libro al que te quieres enfrentar, aprovechando el movimiento de las páginas para recibir algo de aire fresco en un día caluroso. Ir a devolver el libro a la biblioteca al día siguiente porque es un tostón y encontrarte con un viejo amigo "¡A ver cuando quedamos, adiós!".

¿Cabe todo esto en un átomo de grosor?

19/9/13

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Sentido de la vida. ¿Para qué?

¿Cuál es el sentido de la vida? Y más que sentido, yo me plantearía su objetivo, ya que entiendo que los años que disponemos aquí deben ser para algo, para lograr algo.

¿Vivimos por vivir? Un día vinimos aquí, al mundo. No sabemos dónde estábamos antes de eso. Lo mismo ni siquiera existíamos antes de aparecer en el mundo.
El caso es que desde el día en el que nacemos, nuestra ocupación es sobrevivir, ya que si no luchamos (comemos y bebemos, nos cuidamos) por vivir, morimos, es decir, dejamos de vivir. Solo pensamos en vivir porque en nuestro mundo y sociedad vemos que lo normal es intentar seguir vivo. Pero ¿para qué? Si no tenemos algo que hacer (y no vale sobrevivir, ya que solo nos hace seguir con vida), es igual estar vivo que muerto.
Según lo escrito hasta ahora, los únicos motivos por los que seguir vivos son:

 1. Por que el resto lo hace.
 2. Por que da igual.

Mi conclusión es que hace falta una tarea, un reto que nos ocupe los años de existencia y nos provoque sentimientos y experiencias, que es para lo que estamos diseñados. Pero al fin y al cabo, hacer esto es la forma de llenar nuestro vacío existencial. Lo hacemos para dar (y por fin puedo usar esta palabra) sentido a la vida y evitar, así, la posibilidad de la muerte antes que la vida. Por que la muerte nos asusta. Nos asusta por que al fin y al cabo, la muerte no es nada, es nada. El único estado en el que podemos intentar hacer algo es la vida.

¿Qué tenemos que hacer en la vida?

Llegando y asumiendo la conclusión de que tenemos que hacer que nuestra existencia sirva para algo, esta sería la verdadera pregunta que debemos hacernos. Si de alguna manera alguien, algo o lo que sea que ha hecho que existamos nos ha lanzado aquí, debemos darle un sentido, ¿no?
Yo creo que estamos aquí para algo, y ese algo puede ser disfrutar de las pequeñas cosas y sensaciones que tenemos como humanos (un árbol no se plantea esto), cumplir pequeños objetivos a largo plazo o un gran objetivo por el que luchamos hasta el final.
Podemos dejar huellas para las siguientes generaciones, que a su vez harán lo mismo para una generación que también desaparecerá, y así mientras dure. Mejoramos el mundo para que los siguientes a nosotros encuentren, más fácilmente, la vida como algo que deben valorar y aprovechar.
Así matamos el tiempo.

"No te tomes la vida demasiado en serio. Al fin y al cabo no saldrás vivo de ella." Elbert Hubbard.
¿Sábes qué? Mañana me voy a poner esa chaqueta roja, aunque no me conjunte. ¿Qué más da?

10/9/13

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Por la noche

Son las 3:00 de la mañana. Estoy despierto, con los ojos abiertos como platos en la oscuridad de mi habitación.
Se supone que debería estar durmiendo, pero un ruido seco y sordo me ha despertado. ¿Se habrá caído un cuadro? Intento mantener la calma, pero al no poder soportar tanta presión...

Enciendo la luz.

Todo está en calma. Las paredes me miran burlonamente y los libros descansan sobre sus estanterías.


Apago la luz.

Pero a los tres minutos, más o menos, me ataca un pensamiento: "¿Está todo desenchufado?" La regleta, la radio, el ordenador... Y aun sabiendo que a este paso no me dormiré nunca, bostezo y torpemente acerco mi mano a la llave que iba a cegarme los ojos.

Enciendo.

Y no la lámpara de la mesita de noche que llevo siglos sin usar, no, ¡las halógenas!
Me calzo las zapatillas y me levanto. Sí, está todo desenchufado. Pues nada, vuelvo a la cama.

Y cuando estoy a punto de caer como un cesto... Salta una alarma en la calle.

Comprendo que no voy a dormir esta noche.

9/9/13

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Sobre los Juegos Olímpicos

¿Radiactividad o "guerra"? Es la pregunta a la que directamente debieron pasar los miembros del Comité Olímpico Internacional cuando conocieron las ciudades aspirantes a albergar los Juegos Olímpicos. Nosotros aún no lo sabíamos.

Anteayer, los españoles que mantenemos cierto amor por su país mirábamos la pantalla, posiblemente confiados en que el éxito era nuestro. Tantas ceremonias, conferencias y ruedas de prensa tenían que dar resultado, ¿no? El 80% construido parecía una buena excusa y cada una de las demás ciudades candidatas tenía un defecto.
Así que nada, a esperar a 2020 para ver crecer los turistas, el dinero, la fama del país, y, básicamente, emocionarse al saber que compartimos patria con el suelo del estadio.

Las palabras "hay un empate" no tuvieron mi atención al principio, ni mi credibilidad después. Por fin acabé comprendiendo que las ciudades de Madrid y Estambul tenían la misma facilidad para ser expulsadas, y antes de aceptar la situación, nuestra idónea ciudad se vio fuera. A continuación muchas personas vivieron la situación indescriptible de la desolación. No olvidemos la Puerta de Alcalá, donde miles de personas llevaban horas apretujadas bajo la llovizna para luego dejar globos deshinchados y un gran vacío en la misma plaza que desbordó de optimismo.

Yo tuve ese optimismo. Lo admito, fui tonto y creí que considerarían nuestra opción.
Ahora me ha quedado claro lo que es España para el mundo: el bufón que no se quejará nunca de que te rías en su cara. El país sin reflejos donde robar lo que quieras mientras quede algo. Nadie te lo reprochará.

¡De acuerdo! Me voy a soltar por una vez en la vida: los Juegos Olímpicos son una simple mafia para políticos, y la candidatura de España está muy bien...

... para hincharse a jamón en las presentaciones.

España siempre ha sido un país grande. Se tambaleó y los incompetentes altos cargos en general se encargaron de rematarlo. Ahora que estamos a la pata coja, afuera aprovechan para acabar con nosotros de una vez por todas, y el Comité de los Juegos no ha sido una excepción (se he perdido mucho dinero en una inversión que era casi segura) Diré que lo hacen por pura envidia. Siempre hemos sido un país alegre, amable, interesante, culto, sociable, sencillo e inteligente. Ya lo siento si los demás no han podido.

Resumen...
No oigo muchas quejas en serio de la imagen que damos, de los robos, del dinero para las barbacoas del Congreso recortado en Sanidad, etcétera. Pero aquí hay una queja. Por lo menos hay una queja en España, alguien que no está de acuerdo con todo esto, porque lo estás leyendo ahora mismo.
¿Soy el único?

P.D.: También es normal que con esta profesionalidad...