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21/6/14

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Cumplidos forzados

Ante todo, destaquemos que esta entrada y el mérito no son míos, sino de mi padre. Tras esto, sigamos.

Una ciudad blindada, policía, ejército de francotiradores, gente de a pie pasando arcos de seguridad, llegando tarde a su trabajo (si es que tienen). Todo dentro de una austeridad palpable, ¿o no?: calles cortadas, registros aleatorios, bocas de metro cerradas, imposible circulación (rodada o a pie).
Y dentro del edificio más protegido del mundo, el príncipe en su balcón con su parienta al lado y a su vera también sus hijas, ocho años de princesa, duquesa, marquesa y emperatriz de RTVE, heredado de Leticia. Besamanos, muchos gestos de cariño de la reina consorte a su príncipe azul. Azul era su banda, y en su pecho brillaban honorables méritos de tierra, mar y aire, ganados con el esfuerzo de la herencia, de un padre que lo ganó con la herencia, de un padre que lo ganó con la herencia, de...
Todo muy austero y sencillo, como dijo Botella. Miles de personas al servicio del nuevo rey, millones de banderas españolas gentilmente cedidas por la alcaldía de Madrid, vallas de seguridad con la bandera y distancia, distancia entre la gente entregada y esa monarquía tan moderna, que entre gestos cariñosos de reina a rey, de hijas a reina y varias más combinaciones, daba su discurso en su balcón, lejos de la plebe que pudiera incordiar y de los Reales problemas de la gente. Lejos de todo salvo de su nueva vida de sacrificio, de viajes, de protocolo y de entrega a la causa con orgullo y satisfacción.

¡Viva el Rey!
¡Viva España!

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