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8/3/14

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Mujer en verso

Hoy es 8 de Marzo, o dicho de otro modo, día de la mujer trabajadora, conmemorando en este su esfuerzo a lo largo de los siglos para cambiar su propia suerte y dejar de ser ignoradas por la sociedad. Gracias a atreverse a hablar, las mujeres se están (aún) ganando la igualdad con respecto a los hombres.
Todo esto es muy bonito, pero ya sabéis que este blog es algo sarcástico cuando quiere señalar algo.
¿Qué mejor manera de llevar esta entrada que con un relato en el que la protagonista es una mujer?

En algún momento de la historia, vaya usted a saber cuando, coincidieron en el tiempo dos almas, princesa y príncipe, ella trabajadora y responsable, el vago y estirado.

Ella vivía de su trabajo, él de las rentas de sus padres.
Chateando en Internet se conocieron, y la princesa del príncipe se enamoró.

Y le mandó una carta de amor,
A lo que él respondió:

“Pero, ¡no soy digno de ser tu amor,
soy ñoño, feo y sin corazón!”

No obstante, cuando a su palacio le invitó,
él raudo acudió.

Cuando llegó,
la princesa, emocionada, le recibió,
y al salón le llevó.

Una vez que dentro estaban,
entró un anciano con cachaba,
y al príncipe ofreció una manzana.
(iba a poner pera pero no rimaba).

El príncipe, que era un glotón,
en la boca una se metió.
Era extraño, pero en cuanto el viejo lo vio,
una discreta retirada emprendió.

En cuanto el príncipe el fruto masticó,
sin previo aviso, al suelo cayó.

La princesa, alarmada,
pidió ayuda a un hada,
y esta, ocupada,
le dijo que el teléfono usara.

Ella veloz, descolgó,
y con el 112 comunicó.

“Un beso le habrás de dar
si le quieres resucitar”
(O eso oyó por el auricular).

Cuando el consejo aplicó,
¡El príncipe despertó!

Del resto de la historia
no se acuerda mi memoria.

Colorín colorado, no siempre un príncipe es adecuado.

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