días

8/2/15

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Al mal tiempo...

El patio de mi casa es particular y cuando llueve se moja como los demás. Faltaba más. Rima.Torrelavega no es precisamente un entorno climático privilegiado. De hecho, es la típica ciudad en la que te pasas todo el año esperando al verano, y cuando te quieres dar cuanto, el verano ya ha pasado y fue aquél día en el que no llovió y hubo 30 grados. Por tanto, todo torrelaveguense está preparado de forma especial para soportar el mal tiempo y poner, más que nunca, buena cara. Pero llegados al punto en el que ha llovido y tronado durante una semana entera, con cortes de luz, teléfono, emisoras caídas y canales televisivos cortados, llegando a nevar (un evento no visto aquí en el plazo de una década) las expectativas decaen y entramos en la primera fase del típico duelo: negación.



Cualquiera que esté en la calle durante estos días puede comprobar como cada tres segundos una cabeza aleatoria sale por una ventana (tranquilo, pegada a un cuello) para mirar al cielo con esperanza que más tarde se transforma en pesadumbre, para volver a entrar un rato en el calefaccionado hogar. Esto da pie a la ira.

"¿Por qué demonios tengo que vivir en este maldito valle acaparador de nubes y chubascos? ¿Por qué el universo se alía contra esta ciudad para crear un microclima que no deja entrar al verano? Y es más, ¿por qué tenemos que estar tan lejos del verano? ¡Febrero!"

Todo buen empleado del Mc´Donalds licenciado en psicología sabrá cuál es la siguiente fase, pero en esta villa no se siguen las leyes. Aquí no hay negociación más allá del nivel de los grandes directivos de nuestra fábrica ensombrecida por la corrupción. Así que nos pasamos los meses deprimidos, intentando aceptar nuestra suerte.

Pero yo soy, y lo digo modestamente, todo un visionario, y pienso: ¿acaso no es buena señal que haga malo? Al fin y al cabo, el mal tiempo precede al bueno, y es síntoma de que la cosa no puede ir peor. A partir de aquí todo es mejora y esto se confirma estos días en Torrelavega; solo está lloviendo.
Y es que cuando hace malo algo dentro de nosotros debería recordarnos que va a hacer bueno, y cuando hace bueno... ¡Bueno, ya lo hace!

Que cada uno saque la lectura que prefiera.

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