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10/6/15

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Telecirco



Hace un tiempo que tengo una cuenta en la red social del pajarillo azul. Lo hice por llenar ratos de aburrimiento o improductividad y ahora se ha convertido en una llaga en la boca que me gusta morder. Porque si entro a Twitter es para sufrir leyendo los temas de actualidad, y lo más comentado. Dependiendo de la hora, las tendencias varían para bien o para mal, oscilando entre el típico tema tonto del día (que suele encantarme), el saludo al día de la semana o al mes... y los programas siendo comentados en tiempo real.
A ver. Lo primero que opino es que un programa de televisión es para verlo y escucharlo. Si no lo haces con atención, no te puedes permitir decir que le has visto. Solo esto borra del mapa la mitad de los tuits. Pero obviando esto, y asumiendo que son superhéroes capaces de escribir, leer, y ver y escuchar a la vez, echar un vistazo a las tendencias causa un bajón importante.
#Tronochicos y #tronochicas se refieren a "Hombres, mujeres y viceversa", ese programa de cuestionable calidad donde los machos alfa intentan excitar a las hembras de gomosa constitución que se presentan ahí en el plató, siendo expuestas como material de usar y tirar, como un pañuelo en una caja de cien.
Como bien indica el programa con ese viceversa (una palabra de muy alto nivel para la audiencia media), a veces ocurre al revés. Tíos que parecen recortes de revista se miran al espejo y ven que todo está en orden. De arriba a abajo: pelo escoba, pendiente o complemento metálico, cejas juntas y alzadas en una constante mueca de estar sufriendo/reflexionando, cuerpo trabajado (pero solo en el gym) y a, partir de aquí, ropa de moda.
Con estos requisitos físicos, eres carne de cañón para Telecinco. Si además sabes actuar, chillar, interrumpir, agredir, insultar, faltar, insinuarte y dar patadas al diccionario, es muy probable que me estés leyendo desde el plató.
Porque esta cadena juega con los sentimientos de los espectadores, con la ética y la moral. Las tritura y crea sus propio decálogo de la "convivencia". Vive del morbo.

Y un país en plena crisis de valores, es muy triste que el 17% los busque en esta penosa cadena.


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