Los viajes nunca son aburridos en nuestro viejo Seat Ibiza (creedme o no,
es el mejor coche del mundo, nos lleva y nos trae).
Cuando hacemos una larga travesía, y haciendo caso omiso de las
indicaciones de mis padres del tipo "¿Por qué no miras el paisaje?",
"¡Esto no se ve todos los días!" o "¡Mira, un avión!",
enseguida alargo la mano y cojo una revista de las miles que están
desperdigadas por el coche, o un folleto, o un libro, o lo primero que pille
(un día me encontré seis euros).
¿Qué haría yo sin toda esa basura que se acumula poco a poco en los asientos de
atrás? Incluso se puede picar entre horas...
Al fin y al cabo, el papel es celulosa.
No hay comentarios: