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1/7/13

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Qué fácil es compartir ahora

Lo cierto es que estoy hasta el moño de las redes sociales. Nunca me han gustado, y nunca me gustarán. Las condeno por hacerme quedar pegado a la pantalla más tiempo del que quería (Tuenti), por idiotizar a los jóvenes de mi alrededor (y me incluyo), por impedirme ver niños jugando cuando paso por un parque, por bajar la productividad escolar (A., no escondas el móvil en el estuche en clase de Inglés), por sustituir las relaciones reales, por cargarse lo que iba a ser una fiesta genial (que termina siendo una convención cibernética), por obligar a la gente a buscar frases enigmáticas para convertirlas en su estado, por cambiar una quedada por el silencio más absoluto, por llenar los teatros de un fantasmagórico brillo azul, y de este modo podría añadir muchas más razones, pero muchos lectores cerrarían la pestaña y entrarían a Twitter a leer frases superficiales, para no tener que reflexionar lo evidente.

Pero hace unos días añadí una cosa más, y por una vez tiene que ver con el título. Se trata de la incapacidad de la gente para levantarse de la silla y ponerse a luchar por lo que quiere. El siglo XX fue, y es un dato objetivo, un siglo de lucha. Luchábamos por conseguir derechos y comida, básicamente. Nadie conocía Internet. No tenían nada, y cuando no se tiene nada se puede luchar sin miedo.
Después de años con el puño en alto, conseguimos lo único que queríamos: comida y derechos. Y un día Internet fue tan imprescindible como esto otro.

Ahora nos estamos quedando sin derechos, y muy pronto, sin comida. Lo último que no nos van a quitar va a ser Internet, y, sin darse cuenta, las personas morirán de hambre revisando su perfil, y, eso sí, compartiendo mucho. No compartiendo el pan duro como en la posguerra, no. Ahora se lleva compartir enlaces, juegos e imágenes. El problema es que no llenan la barriga. Solo dan sensación de lleno. Qué fácil es compartir, ser solidario ahora, ¿no?

Los pocos que luchan se atreven a poner hashtags en twitter, cosas como #salvemoslademocracia o #educacionpublicaya. Contra el atentado de Boston, en vez de salir a la calle y gritar, se creó un hashtag, #prayforBoston, y millones de personas pusieron una vela. ¡Pusieron una vela! Así, como si las víctimas fueran a revivir.

Cada persona debe aportar su granito de arena, no una molécula de arena. No todo se limita a clicks.

10 comentarios:

  1. cierto,, estamos atontados con esto de la red. Pero nadie da el primer paso.

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  2. Pues yo sigo con mi viejo Nokia y feliz de la vida.
    Soy humano!

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  3. Interesante... ¡Lo compartiré en facebook!

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    Respuestas
    1. Me duele esa respuesta, pero no suelo borrar comentarios, así que ahí la dejo. Me parece que acabas de confirmar el texto.

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    2. Y lo digo con la máxima tranquilidad.

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