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3/11/13

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La última raba

Si hay, desde luego, dilemas importantes en el mundo, este es uno de ellos. Y está muy presente en cumpleaños, bodas, celebraciones, etcétera...

Una comida familiar. Sobre las mesas, grandes raciones y fuentes de comida y de esos extraños "canapés caseros" de la abuela del tipo "cómetelo o no hay postre". Y cómo no, el plato estrella, el más exitoso, el más ansiado, ¡el más...! Bueno... mejor sigo:

¡Las rabas!

En cuanto el plato de esta comida roza lo más mínimo el mantel, y después de rociarlas excesivamente con jugo de limón, ¡comienza el ataque!
El plato de rabas va menguando en contenido y menguando y menguando...


Es entonces cuando llega la parte triste. Las rabas... se acaban. Bueno, todas menos una, esa pequeña raba en medio del plato, esa que nadie quiere... pero todo el mundo mira con ojos de carnero degollado.

Me imagino a esa pobre raba, mirando con ojos tristes a todos los comensales, pensando: "¿Qué será de mí?" con impotencia.

Pero los sentados a la mesa no tienen piedad. Así que, torpemente, se levantan poco a poco y dejan a nuestro asustado aperitivo a merced del viento... y no diré dónde acaba después. Un minuto de silencio (o bueno, un ratito).

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